Tiempos cuando el ferrocarril era lo utilizado masivamente para acortar las grandes distancias de la Argentina. Masivamente quiere decir el pueblo y sus ídolos. Así coincidieron en la estación Retiro Virgilio Expósito, en viaje hacia su pago de Zárate, y Edmundo Rivero que iba a actuar a San Pedro. Virgilio y su hermano Homero habían compuesto un vals, todavía inédito, y ya habían imaginado como el intérprete ideal al "Feo". Al encontrarlo en la estación de tren, Virgilio le dijo a Rivero: "tenemos este vals. ¿Por qué no lo mira a ver qué le parece?" El cantor y guitarrista le pegó un vistazo y le contestó: "sí, como no".

Ya en viaje, Rivero llamó a Virgilio Expósito a su camarote donde, viola en mano, entonó el vals. Dijo Virgilio que le salió como si fuera de su repertorio de siempre.
Expósito quedó convencido que la habían pegado con la elección y que Rivero no tardaría en hacer conocer su nuevo vals. El tiempo pasó mientras los dos hermanos Expósito esperaron ansiosos cada actuación y cada grabación de Rivero. Pero el vals no aparecía.

Casi un año después se repitió la coincidencia en el tren que desde Retiro cubría el trayecto hacia Zárate, Virgilio volvió a encontrarse con Rivero, quien le adelantó: "ya terminé de preparar su vals”, lo grabo dentro de cuatro meses.

Rivero se tomó más de doce meses para pulir la interpretación ajustándola a su estilo y al espíritu de la composición que le habían confiado. Expósito, consciente de la calidad que le aportaba Rivero a su vals, pensó que, conocida esta versión de el Feo, muchos otros cantores incluirían el vals en su repertorio. En los hechos, con el tiempo Expósito debió confesar, y por supuesto resignarse: "lo grabó con tanta calidad y profesionalismo que fueron muy pocos los que se animaron a cantar ´Absurdo'.

Y ahora, para la muchachada: anécdotas como esta, la de los Expósito y Edmundo Rivero, reafirman aquello que mueve a cansar al que atiende a Tomás, el Buenos Aires. Reafirman que el género tanguero no es fácil, que se construyó y construye a través de trabajo de elaboración en la composición, en el canto y en el baile.

Rivero se tomó tiempo, bastante tiempo, más de un año, para grabar una composición. Era parte, lo es hoy todavía para la mayoría de los intérpretes, del compromiso del artista con un género que exige eso, trabajo. Trabajo de elaboración.

No es fácil componer, escribir letras, pariéndolas con la medida, el rimado, la acentuación que exige a la versificación tanguera y encima metiéndole la poesía de la que es capaz el escriba. Tampoco es fácil musicalizar tangueramente. Hay melodía, hay ritmo, hay pausas, hay silencios, hay fraseos musicales en las composiciones, no es poco.Y tampoco es fácil cantar tangos: por los mismos componentes: hay que modular melodía, ritmo, pausas, silencios y fraseos vocales.

Se extraña el ensamble, la fusión, de letra, música y canto de la época del apogeo del tango. ¿Por qué? Opinión de Tomás: porque si bien hay orquestas, hay letristas y hay cantores, los tres hacen o se hacen individualmente. El letrista escribe la mayoría de las veces sin saber para quién. El músico compone sin saber quién va a interpretar su música y el cantor, canta no importa con quién y dónde puede.

Por afuera de todo esto, no hay una grabadora o una empresa de espectáculos cuya dirección artística guíe y reúna letristas, músicos y cantores.

Será que lo fácil, lo que no necesita estudio ni dedicación se ganó al país. Será que lo no precisa de perseverancia y trabajo, igual alcanza para para la cultura de nuestra sociedad… Será que todo es igual, nada es mejor. No, no todo es igual, hay mejor y hay peor.

El tango, no es fácil, ni componerlo, ni musicalizarlo ni bailarlo, por eso nos enorgullece cuando lo interpretamos, por eso lo rescatan y lo tocan en todo el mundo. Por él nos reconocen en otros lugares… Es cuestión de pensar un poco en todo esto…