"El mal llamado tango nuevo, que no es nuevo ni es tango, me tiene recontrapodrido y es una bosta", es la drástica definición que formuló Víctor Danelinck, un bailarín argentino que lleva casi una década en Europa actuando y enseñando a bailar el tango en el Viejo Mundo.

En una carta contundente que publicó en la Revista de Tango y Cultura Popular de Argentina, Danelinck no se guarda nada del rechazo hacia las formas del tango conocidos como “electrónico”, “alternativo”, “nuevo” o “fusión” entre otros, con lo que se suma a quienes, como Rodolfo Mederos, postulan el respeto a la esencia del género en cuanto a su riqueza artística, expresión e interpretación. Cada vez somos más.

Danelinck, de quien lamentamos no obtuvimos una fotografía, argumentó que “después de 8 años de yirar por Europa con nuestro querido y vapuleado tango argentino trabajando en casi todos los países del viejo continente, decidí escribir una conclusión que, aunque compartida por muchos, resulta políticamente incorrecta y, como tal, es silenciada sistemáticamente:

 

"El mal llamado tango nuevo, que no es nuevo ni es tango, me tiene recontrapodrido y es una bosta". Suena poco diplomático, pero esa es justamente mi intención. Y detallo los fundamentos:

 

1) Nunca escuche uno de esos llamados tangos nuevos, que tenga siquiera un 5% del valor poético, musical, emotivo, de los clásicos.

2) Si escuché hasta el hartazgo como toman viejas grabaciones, de Gardel, Zitarrosa, Rivero, etcétera, para superponerle un estúpido chipún, chipún... encima, y un texto trivial, para venderlo como nuevo. ¡De nuevo nada! Han logrado hacer de una cosa vieja y buena, una nueva y mala. 

3) Jamás encontré como bailarín, las diferencias de intensidad, las pausas, los adagios, los crescendos, el remate que tienen las grandes orquestas del tango, en esas llamadas orquestas de tango nuevo. 

4) Las expresiones bailadas de esas estúpidas marchitas monocordes, son también anodinas, despersonalizadas y estandarizadas, sujetas al corsé de la moda en muchas milongas supuestamente "evolucionadas".

5) La estética de esos bailarines me da rechazo, desde su ropa hasta su actitud corporal. Mil veces se dijo que están en la búsqueda, experimentando. Bueno, sigan buscando, y cuando encuentren algo, avisen.

Acá cabe un comentario adicional: he visto decenas de exhibiciones de grandes bailarines (Naveira, Salas, Chicho, Arce, etcétera.) que bailan maravillosamente usando una de estas grabaciones de tango electrónico, electrotango, o como quieran llamarlo. Y claro que son buenos; porque son monstruos de la danza y entonces cualquier cosa que hagan lo hacen bien. Lo harán también bien, si le ponen la Marsellesa, la marcha de Garibaldi o el Trovador. Su talento eclipsa la música.

 

Pero no es, ni será nunca, un mérito de esa música. Y si no, prueben ver una pareja no profesional bailando Gotan Project, por ejemplo. ¡Para suicidarse!

 

No es mi intención negar la evolución del tango, muy por el contrario. Sería bueno recordar que hace muchos años, Julio de Caro revolucionó el tango. (¿Habrá hecho tango nuevo?). Años después, el gran Osvaldo Pugliese volvió a hacer quilombo con una concepción distinta de la música, allá por los 60, y obviamente Astor Piazzolla, aun resistido por los conservadores y los bailarines de hoy en día, hicieron tango de una manera distinta. Pero siempre respetando la esencia.

 

Una prueba sencillita de ello, es que jamás el tango, aún con sus evoluciones, necesitó una definición adicional. Siempre fue simplemente: tango. Ahora se debe definir como tango nuevo, o tango electrónico, o tango alternativo, o tango elaborado. ¡Sanata!

 

Hablé de esto con los colegas a los que frecuento, muchos coinciden plenamente con estos términos, pero no lo admiten públicamente porque atentaría contra sus fuentes de trabajo.

 

También observé, en las giras por diversos países, la cantidad de profesores de tango que se dedican a este estilo, sin tener ni la más mínima idea de lo que es el verdadero tango argentino, su raíz, su piel, su sensibilidad. A tal punto que supe de "profesores" que no tenían ni idea de quienes eran Pugliese o Di Sarli. Ellos dicen que “enseñan” tango.

 

Bueno, ya está. Lo dije. Detesto esa basura mal llamada tango nuevo. Y desafío a quien quiera, que dentro de cinco años a lo sumo, veamos que quedó de esta moda frívola y vacía”.

Hasta aquí la franqueza de Víctor Danelinck. Desde aquí en adelante, el debate sobre las formas del tango para esta época.

Para “Tomás Buenos Aires”, el tango debe explorar la forma moderna, sin olvidar la esencia artística y de expresión del género.