Se conocen como tangos “caneros”, los que tienen que ver precisamente con la cana, la yuta, con los comisarios, con los mayorengos que el lunfardo define como el que tiene la autoridad, puede ser el juez, comisario o fiscal, tienen que ver con las comisarías y las cárceles. Y tienen que ver, por supuesto, con los que están adentro sin distinción de figura penal, tienen que ver, además, con la búsqueda de la libertad, que sólo un encanado sabe apreciar en su verdadero valor.

Es que el tango "canero" tiene su lugar en la antología del género porque lo parieron la orilla, el malevaje, los prostíbulos y los calabozos. Historias de cuchilleros, putas, chorros, grelas y yoficas engrosan la antología tanguera, por lo que ahí donde hay un compadre en un calabozo, un pesado y también un perejil en un yompa tumbero, ahí se agita la letra y la música de un tango. Tangos caneros, tangos que hablan de chorros y de comisarios, de paicas y cafishios, de ganzúas y marrocas, de calabozos y de la libertad. Tangos que hablan de la orilla, el malevaje, la cachiporra, el fierro

Dejando de lado las piezas que no entraron en la historia por su antigüedad o porque su letra es demasiado espesa para andar encanutándola en los discos, son caneros por ejemplo “Una carta” de Sciammarella y Cadícamo; “El penado 14” de Magaldi, Noda y Carlos Pasa; “A la luz de candil” de Vicente Geroni Flores y Julio Navarrine; Justicia criolla, de Rafael Iriarte y Francisco Brancatto; “La gayola”, de Rafael Tuegols y José Tagini; “Ladrillo”, de Juan de Dios Filiberto y Juan Caruso; "El Grata" de Edgardo Acuña y Horacio Pagano.

Tomás, que estuvo adentro, juna que hoy mismo, y apuesta fuerte que también mañana, los temas de cualquier tirifilo engayolado son temas de tangos. Como no los puede tratar, ni relatar, la cumbia villera que es lo único que ensordece, que aturde a los habitantes de los pabellones carcelarios. Si hay una vivencia, si hay un rencor, una bronca, un deseo surgido en gayola, solamente lo puede cantar un tango con el sentimiento y la sensibilidad que alcanza un trance carcelario. Tangos "caneros", que te hablan de la cana, la yuta, los comisarios, las comisarías y las cárceles.