"A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y como el aire."
Jorge Luis Borges en Fundación Mítica de Buenos Aires

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Del escriba

Música

Piazzolla

"Con el tango hacemos la diferencia" repetía Astor Piazzola a sus músicos y con la frase los impulsaba a musicalizar “algo que suena contemporáneo y tiene que ver con la Buenos Aires de hoy”, para abordar el gusto de los públicos del mundo con la música nuestra.

“Astor decía que con el tango hacíamos la diferencia en cualquier parte. Y tenía razón” explicó Pablo Ziegler, el pianista del mítico quinteto que formó “el Gato” en el apogeo de su etapa creativa.

Un día como hoy, 11 de marzo, de 1921, nació Piazzolla en Mar del Plata, con estas líneas impregnadas de música y de recuerdo al gran músico, el distingo de Tomás Buenos Aires a quien deslumbró a Europa y América con el tango contemporáneo tal como él lo descubrió.

Ziegler, hoy radicado en Brooklyn donde continúa con la creación y presentaciones de aires piazzolianos, precisó en una entrevista del diario “La Nación” que “Astor quería tener una apertura hacia la improvisación pero que, en vez de irnos para el lado del jazz, nos fuéramos para el lado del tango”.

Por eso, continúa el pianista, al vibrafonista Gary Burton –que grabó dos discos con Piazzola- “le cuesta mucho el repertorio de Piazzolla, pero lo hace bien. En realidad él se cuelga del quinteto de Astor porque a pesar que es uno de los mejores vibrafonistas, tuvo que aprender a tocar tango con nosotros y cada vez que viene aprende un poco más" dice Ziegler.

Y definió: “lo que Piazzola logró, yo lo fui replicando con mis músicos y así se fue armando una apertura hacia otro lugar del tango, algo que suena contemporáneo, y tiene que ver con la Buenos Aires de hoy”.

El músico describió que el secreto es no caer en lo que es propio del jazz, la improvisación con su tonalidad, sino que “el secreto es improvisar con lenguaje tanguero. Una manera es la forma de mantener el ritmo con la mano izquierda. Muchos de esos antecedentes y frases –musicales- los podés tomar como punto de partida en las cosas que hacía el pianista Osvaldo Tarantino con Piazzolla. Durante diez años me dediqué a investigar eso” comentó.

Cabe recordar por nuestra parte, que el parentesco del tango con el jazz va más allá de lo que puede hallarse musicalmente: ambos géneros, nacidos localmente, son escuchados en todo el mundo. No hay otra música con este alcance de difusión entre lo que hasta hoy se conoce.

El contrabajo es el instrumento que tiene la misión de marcar el compás de las agrupaciones musicales. Grande y gordo, “el ropero” siempre está ubicado atrás, es uno sólo para cada formación que musicalmente lo necesite. No se precisa más.

Sin embargo, la historia registra la curiosidad de que una de las orquestas más famosas y taquilleras de los años del apogeo del tango contó, durante un tiempo, con la participación de dos contrabajos en sus actuaciones ante públicos masivos.

Así lo relatan Oscar del Priore e Irene Amuchástegui en su libro de anécdotas “A mí se me hace cuento; historias ocultas del tango” publicado por editorial Aguilar en junio de este año.

Los dos estudiosos de la música ciudadana cuentan que “tan raro como un hombre con dos corazones”, la orquesta del violinista Juan D´arienzo, subía al escenario en 1938 con dos contrabajos. Esa orquesta comenzó a tallar en los escenarios porteños a partir de 1935. Hasta que estrenó la milonga “La Puñalada”, con la que se consolidó holgadamente como la preferida de los bailarines de tango.

Cuando los contratos comenzaron a llover convocando a D´arienzo y sus músicos a los escenarios más importantes de Buenos Aires, sus allegados le susurraban que el contrabajista, Rodolfo Duclós, no estaba a la altura del resto de la orquesta.

Siempre según el relato de Del Priore y Amuchástegui, “Duclós, un modesto ejecutante, tenía fama y pinta de guapo; fiero, la boca como un tajo, los ojos pardos y la mirada alerta. Llevaba cuchillo” y sus antecedentes lo ponían tocando en los bares y boliches de la capital y la provincia de Buenos Aires frecuentados por el malevaje y varias veces preso antes de llegar a la orquesta de Juan D´arienzo.

La indicación de los amigos se repetía cada vez con mayor frecuencia, “hay que cambiar al ´ropero´ por el bien de la orquesta” le decían. Pero el maestro se negaba a atenderlas: “desde el principio estuvo con nosotros” alegaba en defensa de Duclós. Finalmente D´arienzo escuchó los consejos y llamó a Duclós para decirle que no iba pertenecer más a la orquesta, reemplazado por otro contrabajista. “Así que cuando la orquesta no interesaba yo servía y ahora que nos llaman de todos lados no sirvo más”, le respondió Duclós juntado bronca.

Como, a pesar de los argumentos D´arienzo  no cambiaba su postura, Duclós explotó: sacó el cuchillo y lo agitó amenazante frente a su empalidecido director. “Yo me quedo, de la orquesta no me saca nadie” le advirtió. Tiempos bravos los del tango, aún para los directores de orquesta…

D´arienzo, flaco, debilucho y no acostumbrado a este tipo de situaciones transigió en estos términos según los autores del libro citado: “bueno… Duclós, no se ponga así ; esteee… yo le voy a buscar alguna solución a esto” dijo el maestro para zafar rápido del brete en el que se había metido.

La solución de D´arienzo fue incorporar un buen contrabajista y… dejar a Duclós en la orquesta que a partir de ese momento comenzó a presentarse insólitamente con dos “roperos”. Duclós se bancó la novedad que duró algún tiempo, sin que se supiera cómo el guapo del contrabajo dejó finalmente la formación tanguera en pleno éxito.

Hay fotos de esa curiosa orquesta señalan los referentes consultados, pero el remate de la situación lo puso el director; cuando le preguntaban a D´arienzo sobre lo que parecía un disparate musical, él respondía: “por algo soy el rey del compás; ¡el único que marca el compás con dos contrabajos! Y punto.

Mantené el freno, va de lo mejor en lunfa. Más nuestro imposible... Disfrutalo antes de seguir... Milonga en lunfardo con letra y música de Edmundo Rivero escrita en 1969. Por supuesto también la cantó y dos por tres hay que escucharla.

La toalla mojada

Era un ambiente turbio de nocheras,
cerca de la cañada.
Había una milonga, El Chantecler,
alias Toalla Mojada.
Era un ambiente espeso de varones,
shacadores de minas y malandras.
Había un tallador y lo llamaban,
por nombre, Aldo Saravia.

No había escruche, ni peca, ni a copera
que no diera mancada
y a la Chichi Toyufa la fajaba
con su toalla mojada.
Por eso era famosa esa milonga,
por ese Aldo Saravia,
tallador de la vida y de sus cosas,
por su pinta y su labia.

Nunca hubo shomería en sus acciones,
ni taquero que sacara tajada,
cuando él incursionaba papelitos
sin darse la fajada.

Por eso me gustaba la milonga
de la Toalla Mojada,
porque estaba el ambiente que yo quiero
y el macho Aldo Saravia,
que le fajó hasta el nombre al Chantecler
con su toalla mojada.

 

Extraordinario pianista, a los 14 compuso “Maquillaje”, después “Naranjo en flor” y el bolero “Vete de mí” del que se grabaron más de 400 versiones en todo el mundo. También “Chau no va más” con su hermano Homero Expósito, para mutar el costumbrismo del tango con una letra que no llora el amor perdido y canta a la vida por venir: “Siempre vivir / ¡vivir intensamente! / porque  ¿sabés qué es vivir? / Vivir es cambiar, / en cualquier foto vieja lo verás”. Autor de cientos de obras, Virgilio (1924-1997) conformó con su hermano una de las sociedades artísticas más importantes de la música argentina.

“Si yo hubiera tenido que vivir todo lo que he escrito sería un tipo de 5 mil años; con esto quiero decir que se escribe sobre todo con imaginación. Yo nunca sé lo que va a pasar en los temas que escribo” explicó en una charla periodística que tuvo días antes de morir.  

Ironizó: “me llaman y dicen “hola, ¿qué quiere decir ‘más blanda que el agua’? –de “Naranjo en flor”-, quiero hacer ese tango y saber lo que estoy diciendo” me comentan. Les explico: “puedo hablarte muy en serio sobre el agua, te podría decir que existen aguas duras, hay medio duras y medio blandas, y después aguas blandas. Es una clasificación física o química del agua. Pero el agua blanda no tiene nada que ver. Cuando el poeta dice: ‘¡Qué tristeza de olor de jazmín!’, ¿me querés decir dónde mierda está la tristeza en el olor de los jazmines? Está diciendo una cosa bonita, no una cosa concreta”.

Virgilio reconoció que “mis mujeres han sido grandes apoyos, cada una a su debido tiempo. Hasta ahora tuve cuatro mujeres. La primera fue la madre de mis hijos, suficiente. La segunda era más crítica, la tercera más crítica y esta cuarta es una hincha pelotas...”

En los últimos cuatro años de su vida estuvo marginado del ambiente tanguero. Se cree que por una entrevista en la presentación de su álbum "Cancionística" -1993- donde dudó de la sexualidad de Gardel: dijo que Carlos era un genio musical, pero que nunca se le habían conocido novias o mujeresy que estaba solo. No se lo perdonaron.

Aunque no se había encasillado en el tango: tuvo orquesta típica desde los 16 hasta los 17 años, de jazz desde los 18 hasta los 22 y a los 23 fue director de la Orquesta de Radio Splendid. En los ’60 se fue 8 años a Brasil, donde trabajó para la RCA Víctor y grabó dirigiendo una orquesta con Neil Sedaka y Paul Anka cantando en español. De vuelta aquí en los ’70 creó dos sellos: Azur y Pincén.

Conversó musicalmente con los rockeros argentinos principales: primero con Litto Nebbia, después con Charly García y Andrés Calamaro. Tuvo de alumnos a Juan Carlos Baglietto y a Max Masri, uno de los creadores del tango electrónico. Sembró el camino del rock autóctono: en los ’50 fue productor discográfico de Billy Cafaro y viajó a Estados Unidos en un barco donde tocó con una orquesta de jazz.

Sobre el tango baile el compositor se quejó antes de morir: “mientras existan esos profesores de baile, el tango no va a caminar. Porque ésta es la verdad: ¿a qué maestro de baile fueron las sirvientas? ¿Los obreros? El pueblo todo que salía a bailar. El día que los argentinos no vayan a ningún maestro y digan: “yo salgo, me dijeron que son dos pasitos así y dos pasitos para allá y bailaré con esos dos pasitos como pueda”. Así bailo con mi mujer, así baila tu mamá con tu papá y así bailaban los tipos que bailaban antes. El pueblo, ¿cómo carajo va a salir a bailar con esos profesores de baile?

Nació el 3 de mayo de 1924 en Campana y se sentó en el piano a los 4 años, se formó en música clásica y estudió con el violinista alemán Juan Elhert, que formó una generación de músicos que integraron su orquesta y se largaron a Buenos Aires: Armando Pontier y los campanenses Héctor “Chupita” Stamponi y Cristóbal Herreros. Cursó el secundario en el Liceo Militar de Escobar, donde enseñaba música ¡Alberto Ginastera!

“Naranjo en flor"
El compositor cuenta la historia de este tango antológico: primero “la grabó la orquesta de Aníbal Troilo y la ensayaron -extrañamente- 23 días seguidos de lunes a domingos una hora y media, porque era difícil. Yo no sabía componer de otra manera, no lo sabía hacer más fácil. Hoy lo hubiera hecho más fácil. Empezó –Troilo- ¡con la parte del medio!, era lo único que teníamos, nos faltaba letra. Yo escribía la música y mi hermano Homero iba poniendo letra. La verdad no sabíamos qué más poner y yo le decía: “y ahora ¿qué carajo vas a hacer?”. Me contestó “ahora voy a dar explicaciones: ‘era más blanda que el agua, que el agua blanda, / era más fresca que el río, / naranjo en flor / Y en esa calle de estío, calle perdida, / dejó un pedazo de vida / y se marchó’”... Yo seguía con la música: “¿Y ahora?”. “Ahora hacé algo fácil. Al tipo ya lo mataste cantando, hacé algo fácil; no importa lo que digas ahí, si ya todo está dicho en la primera parte” remató Virgilio.

Después llegó “Vete de mí”. Comentó que “debe haber sido la obra número 150, porque todos los días componíamos una o dos canciones. Le pusimos bolero porque teníamos quién nos iba a grabar -Gregorio Barrios- le dije a Homero: “ponéle que es bolero y chau”. En ese momento se va a Cuba otro cantante de boleros que cantaba igual que Barrios, lo imitaba: Daniel Riolobos. “Vete de mí” fue un despelote. Se enloquecieron”. En una carta, Riolobos me dice: ‘en una sola noche tuve que cantarlo cinco veces porque la gente quería que yo cantara ese bolero y nada más´.

Litto Nebbia le propuso registrar para su sello Melopea las composiciones de la dupla que con su hermano Homero. Grabó Cancionística y Melódica en una emotiva muestra de riqueza artística. Se presentó en la explanada de la Biblioteca Nacional como invitado de Nebbia, tocó con él y “Fats” Fernández y fue ovacionado por una multitud. “Yo me llevo bien con Litto porque él es de Rosario y yo de Zárate y no tenemos nada que ver con los porteños. Podemos hablar dos días seguidos de música y sabemos perfectamente de lo que estamos hablando. Porque de otra cosa no me gusta hablar, yo no soy de Boca, ni de Rácing, ni de nada. Yo soy músico”.

Esta última frase suya marca el mejor final de esta nota. Virgilio Expósito, un talento sarpado de los que hoy Buenos Aires y el tango necesitan, por su creatividad y porque hoy mismo tendría vigencia porteña abriendole caminos a la música de la ciudad.

 

 

 

 

 

 

Según el sitio porteño de Espectáculos “Reporter”, el cantante puertorriqueño Chayanne no descartó "cantar un tango" para incluir el tema en alguna de sus futuras producciones.

 Al volver a la Argentina para promocionar su último material discográfico Chayanne dijo entre risas: "no descarto cantar un tango, pero tengo que aprender".

Sí, tiene que aprender, aunque lo haya dicho entre risas. El tango demanda buena voz y buen oído para interpretarlo sin traicionarlo artísticamente. Reclama un poco más que una cuestión de mero marketing.

De paso, si se anima a un videoclip -útil para la difusión del género-, tiene en la Argentina un ejército de excelentes bailarines para, otra vez, no traicionar al tango esta vez en su pata original: el baile.

El intérprete borincano seguidamente reconoció que cantar un tango es como "otro mundo, es como decir flamenco o salsa, que por cierto es un género de mi tierra yo la respeto". Al parecer, esto no lo dijo entre risas.

 

Noticias

      2017-08-01 18:45:33  

    De www.diariopopular.com  -  Caminito que el tiempo ha borrado/ que juntos un día nos viste pasar...”. Uno lee la letra, tararea la música y piensa en ese rincón de La Boca, pero... Juan de Dios Filiberto (1885-1964), cuyo nombre real era Oscar Juan de Dios Filiberti fue un extraordinario guitarrista, armonista, pianista, compositor y director que vivió en La Boca. Lle puso música al tango Caminito, escrito por el riojano Gabino Coria Peñaloza. Filiberto además le puso música a Quejas de bandoneón, El pañuelito, Malevaje, Clavel del aire y otros clásicos. Además creó la Orquesta Nacional de Música Argentina que hoy lleva su nombre.

    Walter Piazza, Secretario del Consejo Directivo de la Academia Nacional del Tango, académico y cofundador de esa entidad junto con Horacio Ferrer en 1990, le contó a Porteño del Sur detalles de Caminito y de la vida de Juan de Dios Filiberto: “Lo que yo sé tras haber investigado es que todo conduce a dos historias diferentes, la del porteño Juan de Dios Filiberto y la del riojano Gabino Coria Peñaloza. Esos versos remiten, si uno escucha la letra y la analiza, a un caminito que corresponde a un paisaje que nada tiene que ver con La Boca”.

    “Coria Peñaloza era un poeta riojano bien alejado de Buenos Aires, no era Homero Manzi, que si bien había nacido en Santiago del Estero, a los 6 años ya estaba viviendo y estudiando en Buenos Aires. Entonces Manzi sí percibía desde pibe lo que era la ciudad entonces le cantó con sus versos más sentidos, sobre todo al sur... Boedo, Pompeya. Pero Coria Peñaloza escribió pensando en un posible recorrido que hacía para visitar a algún amor adolescente o juvenil de sus pagos”, agregó.

    Piazza concluyó: “Eso, puesto en la música de un porteño como era Juan de Dios Filiberto y explotado por ese sector del camino que va del Riachuelo a las vías del ferrocarril en la Boca, dio lugar a que durante muchos años se considerara al Caminito de La Boca como al de la letra de la canción. Ese es el Caminito de Filiberto, pero nada tiene que ver con la letra. La genial lírica y música de Filiberto la pone a disposición de ese lugar del que nunca se fue. Porque él nació, vivió y murió en La Boca. Jamás se fue para el centro de la ciudad como muchos otros. Siempre ahí rodeado de la mística, de Quinquela Martín y de otros amigos. Entonces son dos Caminitos diferentes: uno, el musical, el turístico y que explota el barrio; el otro, la verdadera historia del que caminaba el poeta. ‘Con juncos en flor’, dice. ¿Qué junco en flor hay en La Boca? Ninguno. Empedrado y vías del ferrocarril”.


      2017-06-08 22:03:26  

    Desde Marsella, Francia, distinguieron a Julio Dupláa, un histórico argentino de la danza del tango y la milonga, al calificarlo de "persona emblemática de la Ciudad de Buenos Aires". La Asociación Les Trottoirs de Marseille así lo consideró en una nota fechada el 1° de junio último a esta ciudad, firmada por Michel Raous, presidente de la asociación y Marcelo y Giorgia Guardiola, maestros de tango de Les Trottoirs de Marseille.

    Dice textualmente la nota:
    "Desde Francia hacemos voz para expresar nuestra gratitud y transmitir nuestra admiración por el Maestro Julio Dupláa quién desde su nacimiento respira tango.

    Nacido en el porteño barrio de Villa Urquiza declarado «Capital del Tango bailado» impulsado por el mismo Dupláa y cuna de tantos magnificos bailarines y milongueros, don Julio supo conocer el tango en el antiguo y prestigioso Club Sin Rumbo. Desde niño miró y escuchó las orquestas, de adolescente bailó su música y de hombre organizó milongas; toda una vida dedicada a nuestro tango y a nuestra ciudad ya que en la actualidad toda Buenos Aires respira su presencia, refleja su personalidad y vive su dedicación organizando eventos, cuidando el trabajo de los bailarines y dando clases que trasmiten sabiduria y vivencias.

    Por esto y muchas cosas más  el Maestro Julio Dupláa es una persona emblemática de la Ciudad de Buenos Aires. Nuestros más sinceros saludos".

    Tomás, el Buenos Aires, felicita a través de esta página a Julito Dupláa, amigo y, como dicen los franceses, un emblemático del tango bailado. Aunque él se cite cada vez que puede de "apenas un milonguero".

    Foto (Gentileza revista "La Milonga"): Julio Dupláa (derecha) en trámite de alguna tropelía con Tomás, el Buenos Aires.

     

     


      2016-11-24 20:18:14  

     "Trago amargo alcanzó el éxito el día de su estreno en 1925 con la letra de Julio Navarrine (1889-1966) y la música de Rafael Iriarte (1890-1961). ¡Esplendorosa época del tango-canción! “Lealmente, ´Trago amargo´ no era un tango de excepción, sino simplemente un tango exitoso. Su letra es de un tinte melodramático campero, de fácil sentimentalismo. La mejor virtud de su música era no alardear de ninguna: dejar que la opinión del oyente reafirmara su origen: ‘el tango de un guitarrero’. También queda dicho que era ´un sencillo y bien sonante tango´, según el sin par Francisco García Jiménez en su insoslayable libro ´Así nacieron los tangos´, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1980.

    Si reflexionamos acerca de los versos de Navarrine, quien junto a su hermano Alfredo fue un admirable propulsor de los primerísimos cuadros folclóricos teatrales –y autores ambos de sendos tangos muy celebrados por el público–, habrá que resaltar cómo se habían condicionado al tema musical merced a una especial puja de frases imperativas: “¡Arrímese al fogón, viejita, aquí a mi lado!/ ¡Ensille un cimarrón, para que dure largo! ¡Atráquele esa astilla, que el fuego se ha apagado!/ ¡Revuelva aquellas brasas y cebe bien amargo! ¡Alcance esa guitarra de cuerdas empolvadas,/ que tantas veces ella besó su diapasón!”.

    El tango tuvo su estreno en el porteñísimo teatro ‘Maipo’ durante una de las temporadas de ‘revistas’, a mitad de los años veinte del pasado siglo. ¡Quién vería a aquel gaucho melodramático, dirigiéndole toda la ristra de mandatos a la madre, reservándose para él, por toda faena, el empinarse el codo con la botella de caña! Y la pobre vieja –de acá para allá, como maleta de loco– sin saber si arrimarse al fogón, si ensillar el cimarrón, si atracarle la astilla al fuego y revolver las brasas, si alcanzarle la guitarra o arrancarle primero la cinta, si secarse las lágrimas, si volver a cebar al “amargo” o bien si –ya exhausta–, después de buscar un crespón para la guitarra, inclinarse, al fin, ante la Virgen…"

    En fin, sintetiza ahora Tomás, el Buenos Aires, sobre este tango: un "Trago Amargo"... ¡para la pobre vieja!,

    De paso: El músico Rafael Iriarte fue un laburante de la guitarra en el tango. Nacido en un barrio del sur porteño, su fogueo artístico se dio en los cafés con música de la calle Corrientes. Después, llegó el espaldarazo en los teatros ‘Nacional’ y ‘Apolo’, ‘Porteño’ y ‘Empire’. Iriarte acompañó a una galaxia de cancionistas y cantores como Saúl Salinas, Rosita Quiroga y Agustín Magaldi, también a Charlo, Ignacio Corsini y Libertad Lamarque. Por su inquietud y ojos vivos, a Iriarte lo apodaban ‘El rata’.

    -Fragmento de la nota de Isaac Otero en el sitio "Crónicas de la Inmigración", setiembre de 2016-


      2016-11-21 19:28:06  

    A Pablo Agri lo esperó un violín en la cuna y a los diez años le pidió a su papá que lo inscribiera en un conservatorio. Su papá fue, nada menos que el rosarino Antonio Agri, juntamente con Elvino Vardaro y Mario Franchini, los tres violinistas más importantes del tango.

    Destaca que hoy encuentra a "muchos jóvenes  buenos instrumentistas y compositores que toman el tango con la seriedad que merece y que siguen estudiando". En cambio, Pablo advierte que "no me gustan definitivamente las imitaciones, las orquestas que ´tocan como´, ¡eso no me gusta! Digo que hay que aprender todos los géneros pero no imitar a nadie" sentencia.

    Aclara que "empecé con la música clásica para diferenciarme de mi viejo... Nací en el 68, año que se estrenó la operita "María de Buenos Aires" de Piazzolla y mi viejo ya era muy popular. Pero sin duda lo mío es el tango desde la cuna, o antes de ella y, hasta hoy, mi mejor manera de expresarme es nuestra música". Tanto es así que tocó, por ejemplo, con Mariano Mores y Horacio Salgán pasando por Néstor Marconi, Susana Rinaldi y Osvaldo Berlingieri. Es integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional desde 1992, tomó clases con el maestro Szymsia Bajour; fue becado por la Fundación Antorchas para estudiar en el Conservatorio Edgard Varese, en Francia. En el 99 fue violín solista del show "Tango argentino" en Broadway (Nueva York).

    Este año fue el músico argentino que tocó por primera vez tango en vivo en una de las siete maravillas del mundo, los palacios de la Alhambra en Andalucía, España. Además, junto a sus compañeros formaron junto a la orquesta de la Casa Argentina en París, integrada por una belga, tres franceses, cuatro argentinos, una japonesa, un chino, y una violinista rusa, todos jóvenes. "Esto nos dice claramente que el tango es universal y se toca en todos los idiomas" reflexiona finalmente este también joven, que aporta un violín de conservatorio consagrado a la música que identifica al país.

    -Esta nota toma fragmentos de un reportaje realizado por el diario "La Capital" de Rosario-.


      2016-09-21 19:58:17  

    Sergio Pujol es joven, filósofo, docente y con varios libros en su haber, investiga a las danzas sociales y concedió hace unos días una nota al diario "La Izquierda" donde afirma que la década del ´20 marcó un antes y un después de la cultura argentina marcada decididamente por la eclosíon del tango. Aquí la nota:

    Comienza Pujol señalando que recien a mediados de los años ´20 "tenemos a Gardel con un porcentaje dominante de tangos en su repertorio; viene de cantar estilos, milongas. Canta en esos momentos foxtrot, shimmy, alguna que otra rumba.  Por lo tanto no se puede decir que el tango a principios de los 20 fuera el epítome de lo argentino y de lo nacional. Más bien se va ganando ese lugar. Las críticas que se hacen al tango hasta el año 30 inclusive, no son tanto acerca de su supuesto origen prostibulario, de mala vida o pecaminoso, sino que es una música que no representa la totalidad de la Argentina. Es una música de puerto que se ha consolidado a partir del aporte inmigratorio decisivo en el lenguaje, tanto en las letras, con la presencia del lunfardo, como en la música.

    Lo mismo pasa con el samba en Brasil, con el son en Cuba. Hay un momento en que estas músicas, muchas con una fuerte impronta afro, se convierten en emblemas nacionales. Eso pasa entre los 20 y los 30. Pasan de ser músicas orilleras, con una fuerte connotación de clase, a representar al país. En ese tránsito depuran su forma pero hay algo de la condición de clase que queda. Y en un momento explota.

    Durante el peronismo explotó. Cuando Alberto Castillo canta “Qué saben los pitucos, lamidos y sushetas...” está retrotrayendo la historia del tango 20 o 30 años. Lo que les está diciendo a sus bailarines, a los que bailan con su música , es “ojo, sepan de dónde vienen ustedes, no se dejen engrupir, el tango es una danza de salón pero ojo que venimos de las orillas”. Es interesante cómo, en algún sentido, al tango nunca se lo domestica del todo.

    "En los ´20 el tango se come todo"

     A la vez los años 20 son la clausura de una época ahí ya nadie baila polka o mazurca muy populares en 1880 y 1890. En los 20, el tango se come todo. Se come esas danzas. No al jazz. Y en parte se las come, creo yo, porque aparece el tango canción. Si no hubiera aparecido, tal vez hubiéramos tenido todavía ese repertorio "variopinto" de danzas. 

    Además están los hijos de los inmigrantes para los años 20, que son más tangueros que los padres en muchos casos. Las historias de vida de esa generación, la de Piana, o la de De Caro, que era un poquito más grande, casi todas están marcadas por la brecha generacional.

    El muchacho que quiere formar una bandita de rock en los 60 tiene muchas similitudes con el muchacho que quiere tocar tango en los 20. Pero incluso el corte es más violento en los 20. Porque la familia en los años 60 ya no es tan autoritaria como la familia en los 20. Yo no conozco historias de hijos que hayan dejado de hablar con sus padres veinte años por querer formar una banda de rock. 

    Ya forma parte un poco del relato romántico del tango: el reencuentro del padre con el hijo consagrado, tocando tango con una orquesta de noventa profesores. Lo vemos en Canaro, en De Caro. La “gran orquesta”. Quizás el último representante de esa ambición clasicista en términos musicales sea Mariano Mores. Cuando lo entrevisté para el libro de Discépolo, Mores decía “sí, quise llevar el tango a un nivel superior, siempre quise elevar el tango”. Muchos de esos maestros podrían haberse dedicado tranquilamente a la música académica.

    En los 20 y 30 es muy fuerte el sinfonismo tanguero. En parte, por influencia de la música académica. En el jazz también se da con Paul Whiteman, eso de redimir la música orillera vistiéndola con las mejores galas. La música clásica es la gran música. En las entrevistas a los tangueros de esa época se ve que estaba la gran música y la música popular. El epígrafe que utilicé para el libro Cien años de música argentina es de Julio de Caro y dice “Mi deseo era que los conocimientos que había adquirido en el conservatorio se amoldaran a las emociones que había recibido en la calle”.

    ¿Cómo hacer para convertir la emoción de la calle en una música artística. No una música que sólo se baila, que acompaña las labores de los laburantes del Mercado de Abasto, que enamora a las chicas en su casa con la vitrola, sino una música que tenga un valor artístico sin olvidar esa emoción y ese arraigo?

     Rodolfo Valentino
    Con Rodolfo Valentino se afirma el star system y el latin lover. Que van a tener una prolífica trayectoria en la cultura de masas internacional. Efectivamente, los estrenos de Valentino causaban furor. No sólo en los varones, sobre todo en las mujeres. Hay un ídolo que atrae a las mujeres, que perturba a los varones, que genera incomodidad. Valentino baila tango, a su manera. Nosotros diríamos que lo hace “mal”. Pero, a la manera Valentino, lo baila y lo promociona a nivel mundial. Los argentinos de esta época son hijos de Valentino.

    La sexualidad en los años 20 también explota. Las flappers americanas con el cabello corto se suben el ruedo de las polleras. Las mujeres empiezan a tomar whisky, empiezan a fumar, en algunos países a votar. Esta revolución de las costumbres femeninas, del lugar de la mujer en la sociedad, de alguna manera está traccionada por artefactos culturales, y las películas de Valentino evidentemente cumplen un rol importante. 

     Si no se hubiera dado la tangomanía en los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial, si los criollos de Argentina no hubieran “hecho la América” en Europa y Estados Unidos dando clases de tango y no se hubiera producido esa expansión, Valentino hubiera bailado otro ritmo en la película.