Vedetongas eran las de antes, según lo describió el negro Celedonio Flores, poeta y boxeador para más datos aunque nunca anduvo a las piñas con las letras.

Estos versos, escritos en 1926, son otra muestra de la vigencia de los tangos. Cosa de comparar: las vedetongas de hoy antes eran "bataclanas", no obstante sus vidas con diferencia de noventa años recorren el mismo sentido y sus hombres, con diferencia de noventa años, guardan parecidos sentimientos sobre ellas. Sí, guardan está bien dicho para los hombres, porque hoy no se lo chamuyarían de frente manteca a una mina "partenaire".

Y si es de no creer, recorré estos versos que escribió Cele con la justeza y el pintoresquismo porteño a la enésima potencia que él reunía:

"Me han contado y perdoname que te increpe de este modo,
que la vas de partenaire en no sé qué bataclán,

que has rodao como potrillo que lo pechan en el codo,

engrupida bien debute por la charla de un bacán.

Yo no manyo francamente lo que es ser la partenaire
aunque digan que soy bruto y atrasado... ¡Que querés!
No debe ser nada bueno si hay que andar con todo al aire
y en vez de batirlo en criollo te lo baten en francés.

Después dicen -y este dato, -que querés!, me desconsuela,

pues viene de los muchachos que te han visto trabajar-

que salís con otras minas a llenar la pasarela

y a cantar, si lo que hacen se puede llamar cantar.

 

Vos, que no tenés oído ni para el Arroz con Leche...

¡Y cantabas La Morocha como número 'e atracción!

¡Quien te viera tan escasa de vergüenza y de peleche

emprenderla a los berridos cuando suena un charlestón!...

Te han cambiado, pobre mina... Si tu vieja, la finada,

levantara la cabeza desde el fondo del cajón

y te viera en esa mano tan audaz y descocada

se moría nuevamente de dolor e indignación.

Vos, aquella muchachita a quien ella, santamente

educó tan calladita, tan humilde y tan formal...

Te han cambiado, pobre piba... Te engrupieron tontamente,

bullanguera mascarita de un mistongo carnaval...”


Este tango se llama “Audacia”, se estrenó en 1926 con música de Hugo La Rocca y, como se dijo, letra de Celedonio Flores.

 

A falta de la tele en aquellos tiempos, se escribían estas letritas porteñas bien reas. Claro que lo de la tele se olvida al otro día y estos versos, noventa años después, siguen vigentes. Un cacho de vida en cada letra de tango.