Imperdible para todo porteño esta confesión de milonguero chamuyada por uno de los que la saben lunga, mi amigazo Julio Dupláa. No lo leas, sentilo... acá va:
Te juro no la sé lunga,
apenas puedo arrimar,
si solamente supe jugar
bajo los palos del arco.
Dedicate a otra cosa
parlaba mi viejo sabio,
cuando me veía patear
arrastrando los zapatos.
Mirá que hinché las pelotas,
me junte con los más ranas,
para poder aprender
a dibujar las filigranas.
Pero no hay nada que hacer
para bailar unos tangos
hay que tener grande el alma,
y al corazón que mueva los tamangos.