Es una gran alegría para “Tomás Buenos Aires”. Y un lujo. La semana pasada, a través de nuestro muro en Facebook, se hizo amigo de la página Hugo Marcel.

Designado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 2005 y dos veces premio “Konex” como cantante masculino de tango, Hugo es la primera línea entre los cantores del género.

No sólo está vigente, sino además activo en la actuación y en la movida tanguera. Hace unas semanas, saludado por todos, lo vimos en la Academia Nacional del Tango asistiendo a un homenaje a Leopoldo Federico en cuya orquesta se inició artísticamente.

Porteñazo, Gregorio Horacio Cárpena, su nombre real, nació el 24 de enero de 1943 y vivió sus primeros años en la casa de Byron 46, barrio de Villa Luro, un dato que no muchos tienen. De allí con su familia, encabezada por un padre que no dejaba descansar a la guitarra, se mudó a los edificios que caracterizan a la zona de Parque Avellaneda.

Con catorce años fue “niño precoz” en la orquesta de Federico quien, a los pocos meses, lo integró a Elsa Rivas y Roberto Rufino como cantantes. A partir de aquí fue artísticamente Hugo Marcelino. Luego de pasar fugazmente por la orquesta de Miguel Caló, lo convocó Osvaldo Fresedo con suceso. El director le dio un consejo: acortar el Marcelino como apellido artístico. Fue desde ese momento Hugo Marcel.

El 12 de enero de 1959 grabó por primera vez con Fresedo. Interpretó la hermosa pieza "Después del carnaval" y "Qué lejos de mi Buenos Aires". En esta época llegó con la misma orquesta a canal 7 y los exitosos "Sábados Circulares" de Nicolás Mancera, por canal 13. Después sería gran figura en "Grandes Valores del Tango" por canal 9.

Hugo se casó en setiembre de 1961 con Dolores Barros y de los dos llegó Christian. La familia debió enfrentar, poco después, el bajón del tango que se inició a mediados de esa década; Hugo incursionó entonces en lo melódico con repercusión internacional.

Pero en 1964 lo llamó Mariano Mores para integrar su Orquesta Lírica Popular junto a la recordada Susy Leiva. Cantó a la par de Tita Merello y Hugo del Carril y grabó varios temas con Mores.

Llevó su canto tanguero a casi toda Sudamérica y llegó a los Estados Unidos en 1970 con otra gran recordada: Beba Bidart. Después llegarían a la Orquesta Juan de Dios Filiberto, revitalizada en 1986 por la subsecretaría de Cultura de la Nación, y el Sexteto Mayor.

Hugo mantiene esa garra en el canto y el timbre varonil de voz que identifica su decir inequívocamente con el tango. Esto, y su trayectoria, lo han convertido en un símbolo del género.

Además, se hace amigo de aquello que incentiva a la música ciudadana y la pertenencia porteña como es el caso de este sitio en Internet.

Gracias Hugo, por tu amistad. Un lujo.