“El tango se ha puesto de moda y lo que está de moda luego se pone en liquidación. Hoy –el tango- es objeto de consumo, observado con la curiosidad de lo que es ajeno, distante y exótico” enfatizó el gran bandoneonista Rodolfo Mederos en una entrevista periodística reciente donde redondeó su concepto señalando que “el tango se ha macdonalizado".

Con convicción, el músico sostuvo que la evolución del género pregonada por muchos “lo es sólo en el aspecto mercantil, pero no –en el- desarrollo. El tango no se superó después de los años 60 (y tal vez desde antes).

El oportunismo de muchos, sin conocer ni valorar, ni amar esta música, agrava la situación, intoxicando un mercado con expresiones pseudoartísticas que desorientan al público inexperto, instalando una cultura ajena a nuestro sentir” aclaró Mederos.

“Hemos dado la espalda a nuestra cultura para adoptar otra que es ajena, la que nos impone el poder dominante: el profesor emérito suizo de germanística y literatura Johannes Anderegg llama a este fenómeno "enajenación de la cultura" ilustró el músico, fenómeno que contrastó con una afirmación categórica sobre la música de la ciudad: “en cambio, creo en ese tango, del cual (el escritor y precursor del vanguardismo literario argentino) Macedonio Fernández (1874-1952) diría: "es lo único seguro en nuestra cultura, porque no consulta con Europa".

“Una sociedad que construye su ciudad con mirada melancólica y deseosa de parecerse a Europa, sin duda tendrá que interesarse por aquello que el Viejo Continente consume. `Si en París se oye y se baila debe ser bueno`” ejemplificó.

Sin bajar los decibeles de sus dichos, Mederos añadió que “ya no se decide qué oír, sólo se acepta lo que el poder obliga a consumir. Nuestros gustos ya no son los nuestros, sino los que debemos aceptar. El tango se ha "macdonalizado" definió crudamente.

Y no se privó de advertir que “hoy los públicos han sido totalmente adiestrados al consumo indiscriminado de sonidos fabricados en oficinas de "marketing", donde nada tiene historia, todo suena igual. Una globalización del gusto, la estética, la sensibilidad y las decisiones”. Contundente.

Los nuevos músicos del tango
“Sospecho que hay músicos jóvenes que trabajan seriamente, pero lamentablemente no son muchos y tienen por delante un duro camino a recorrer de investigación y acercamiento a lo que fue el tango en su época más pródiga y genuina. Siempre agradeceré el haber podido vivir ese tiempo junto a aquellos formidables creadores que en definitiva son los que han `inventado` esta maravillosa música” acotó Mederos.

Alertó luego a los que músicos que se inician en el género “se encuentran en un grave dilema al enfrentar una realidad en la que el tango en su más pura manifestación ya no existe. Dejó de ser la música cotidiana de un conjunto social para convertirse en música de culto para entendidos y, desde lo comercial, para el turismo”.

“La vida ha sido injusta con esta música,cuando la sociedad pareció negarle su lugar al tango. Lo digo por experiencia directa, cuando la dictadura militar y sus socios derribaron una cultura y deterioraron una memoria” recordó.

Finalmente, marcó su compromiso tras relatar que es “muy triste para mí observar este presente y lo único que he decidido hacer es luchar por la recuperación de una forma de ser, antes que por gestos de modernidad que, en definitiva, a veces son cómplices de tal deterioro.

Para ello dijo estar empeñado en bucear en el tango “hacia sus orígenes, hacia su historia. Tal vez sea el camino más honesto. (El filósofo y escritor español) Miguel de Unamuno (1864-1936) ha expresado muy acertadamente que "el mejor legado para nuestros hijos son: raíces y alas".

Mederos, de 70 años, concedió esta entrevista telefónica al periodista Juan Carlos Tellechea, al regresar a Buenos Aires luego de actuar con gran éxito durante una semana en Alemania al frente de su trío, con presentaciones en una velada de gala de la Alte Oper de Francfort, junto al pianista y director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim. El bandoneonista actuó este último fin de semana en Colombia con su otra formación, la orquesta típica de trece integrantes.