El que es del palo sabe que el tango nació para bailar y que rescató al género de todas sus crisis. Su protagonismo puede medirse en cada show: una pareja bailando en un escenario, atrapa más que cualquier otra presentación tanguera.  Así, en la marquesina del género la danza no merece estar debajo de la música y las letras.

Con este cartel bajo el brazo Tomás, el Buenos Aires, se mandó al II° Congreso que la Academia Nacional del Tango organizó, a chamuyar su parecer sobre la actualidad del baile de tango.

Porque había que laburar, sólo pudo llegarse a la mesa 4 que trató el tema “Etapas de consolidación, desarrollo y crisis del tango”. Tomás quiso señalar a los académicos presentes y a la mesa con representantes de la música, la historia y la danza, la oportunidad que presenta este momento del baile en la milonga: el de la renovación de los milongueros. 

Por una cuestión generacional, aquellos que bailaron con las míticas orquestas de los ´40 dejan paso a los que llegaron después de esa época de oro del tango aunque, sin embargo, siguen bailando la música de aquellas orquestas casi excluyentemente.

Tomás al micrófono pidió que precisamente, teniendo en cuenta el recambio de los bailarines que se da, los académicos y figuras del tango promovieran desde sus sitiales que la creación tanguera en letra y composición volviera a escribir también para bailar y no sólo para escuchar. Es decir, en etapa de renovación generacional, renovar también la música bailable con una nueva generación de tangos melódicos y rítmicos.  

A pesar de que el coordinador de la mesa pidió a los concurrentes que, por una cuestión de tiempo, limitaran sus intervenciones a “preguntas o a algún aporte”, interrumpió a Tomás y así diluyó su mensaje. Lo del “aporte” no pudo ser.

La manera de interrumpir del llamado “coordinador” le sonó a Tomás, muchacho del tablón en la cancha todo nacional y popular, como que el hablar del baile merece en algunos ambientes de estudio y promoción tanguera un “retírese que me compromete”. ¿Será? ¿Representa a quienes lo designaron en ese lugar?

De vuelta, en la marquesina del género la danza no merece estar debajo de la música y las letras. Pero para algunos que, se supone, deben saber, hablar de baile de tango merece como salida un “retírese que me compromete”. ¿Conocerán una milonga?