Apenas arranca se mete hasta las entrañas del que lo escucha, lo canta, lo baila, lo silba o lo tararea: muy difícil piantar del decir romántico que derraman la melodía y la cadencia de la pieza. Tomás, el Buenos Aires, por decir uno no más, agradece en la milonga poder acariciar la pista bailando sus notas.

El que oye este tango imagina al troesma componiendo inspirado en la magia de una papa, papusa querida, buscada o recordada. Error.

Se trata de “Recuerdo”, uno de los tangos que identifican al maestro Osvaldo Pugliese escrito en 1924, con letra de Eduardo Moreno. A ver…

Cuenta Lucela (Beba) Pugliese en el libro que escribió sobre la vida de su padre, que el tango “Recuerdo” fue uno de los primeros garabateados por el maestro todavía casi pibe, en el domicilio familiar de la avenida Triunvirato al 500. Aunque su partitura quedó relegada entre los apuntes musicales de Osvaldito, quien recién lo retomó y le dio final en 1924, cuando con los suyos habitaba la casa de Acevedo 220 en Villa Crespo. Recuerda Beba que, por años, en familia citaban a la pieza como “ese tango”, sin otra identificación.

Y ya que estamos, cabe señalar que la hija del maestro bronca mal contra quienes se animan a dudar de la autoría de su padre en este tango, adjudicándosela algunos a su abuelo y otros a uno de sus tíos. En cambio confirma a Osvaldo como compositor de “Recuerdo” que, sí en su primera versión, fue firmada por el padre del maestro para que la reproducción ayudara a la economía familiar.

La obra finalmente fue estrenada en el café “ABC” por Enrique Pollet en bandoneón, Emilio Marciano y Bernardo Perrone en violines y el mismo Pugliese en piano. Dice Beba que al finalizar la actuación, los allegados a Pugliese lo encararon para preguntarle por el nuevo tango que habían escuchado y el maestro les confesó con un simplisimó "qué se yo..." que a pesar de ser el autor todavía no lo tenía titulado.

Más que sorprendidos, los amigos le parlamentaron que no podía ser que a esa altura, ya interpretada en un escenario, la pieza no tuviera título. –“Bueno –les contestó Pugliese- entonces se llama ´Recuerdo´ y se los dedico a ustedes” y así obtuvo su nombre este bello tango. Los amigos, consigna el libro de “Beba”, eran Alfredo Bianchi, Torcuato Di Giorgio, Domingo Tornarelli, Amadeo Priorello y Rogelio Borseglier, y Pugliese les dedicó el tango a sus memorias…

A sus memorias… que lograban “recordar” en la cabeza todos los números de quiniela que los cinco levantaban en esa época, cuando el juego estaba prohibido... Así eliminaban las planillas de anotaciones buscadas por la policía como prueba cuando iba a buscar a los quinieleros… De esta manera zafaban de la cana los muchachos… a puro “recuerdo”.

Esta es la historia de uno de los tangos emblemáticos de Osvaldo Pugliese contada por una fuente inmejorable, su hija. La melodía, la cadencia y hasta la letra de la pieza siguen enamorando a pura fuerza de romanticismo. “Recuerdo” está muy lejos de todo eso y, en cambio, recuerda a los "recuerdos" de aquellos sarpados muchachos que hacían del escolaso un modo de vida.