Julia -Pugliese- es la creJulia Doyneladora de “los guapos y papusas” como síntesis con la que identifica y caracteriza a quienes –muchos- concurren a su milonga “Sueño Porteño”, cada miércoles en Buenos Aires.

Y son muchos en un mosaico variopinto los que concurren a “Sueño…” simplemente por la capacidad de convocatoria de Julia en primer lugar. Luego por las variaciones que acercó a una milonga: “el show de los cinco minutos” con la actuación de un artista, “la tanda de la rosa” donde “los guapos” obsequian a las papusas una flor cuando la sacan a bailar y “la del bombón”, donde estos roles se invierten.

Y aunque lo nuevo y distinto siempre genera alguna crítica; la fogonera de “a bailar a bailar que la vida se va” mantiene sus seguidores. De tal forma que, por ejemplo, su forma de amalgamar con dos calificativos a quienes reúne en un salón tanguero aparece como copiada fuera de la Argentina: en Tenerife –España- una milonga se publicita como de “guapos y percantas”. La invitación a bailar tango en Tenerife apareció en Internet el 9 de abril último, es decir años después que Julia lo impusiera en la avenida San Juan.

Mientras el diccionario de lunfardo indica que “papusa” define a la mujer hermosa, “percanta” lo hace con la mujer querida, con extensión a la amante. Diferentes, pero en este caso con el mismo sentido.

Dice así la convocatoria galaica: “Milonga Guapos y Percantas. Este sábado 10 de abril los tangueros tienen una cita. Bailamos tango y milongas al principio; luego bailaremos otros ritmos para que todos participen. Los esperamos en la Cafeteria La Milonga ubicado en la calle Ramon y Cajal 59, esquina avenida de la Asunción, Santa Cruz –Tenerife-. Somos amantes del tango; tango danza, tango canción. Nos gustaría contactar con gente de todo el mundo y que nos cuentes qué te gusta del tango. Escribe a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.”.

Conclusión: copia o no, Julia -la Doynel- está. Con la gente que la sigue y con su pariente más querido de la milonga: el micrófono.

Y está para derramar cada vez con más énfasis la frase a la que Tomás Buenos Aires no puede menos que suscribir: “que nada ni nadie impida tu llegada a la plenitud”.