Islas Marquesas de la Polinesia Francesa. Los jefes de las tribus se reúnen para debatir por qué morían. Concluyeron que era por haber dejado de danzar. Desde ese momento a los niños se le enseña a bailar para no morir.

Tal vez para los argentinos el baile no sea algo tan vital como para las tribus polinesias, pero nunca fue algo menor. Así lo sella la letra de el tango "Porteño y Bailarín" de Di Sarli y Marcó cuando dice: "Qué importa el sueño / que a mis pupilas roban / las mentidas horas / de bailar sin calma".

Gracias Sergio Pujol por el dato en su libro "Historia del Baile".

 ¡Y salú a todos aquellos a los que no importa el sueño con tal de bailar sin calma!