“El tango es una danza de alarde, pero no de soberbia. Se ejecuta en la pista de baile siguiendo una dirección preestablecida y en un espacio que debe compartirse sin adueñarse del ajeno.

Si fuera necesario definirlo en términos académicos podría decirse que es una danza social en pareja que consiste en movimientos conjuntos, sin coreografía establecida. En efecto, los recursos, los modos de caminarlo, figuras y combinaciones son infinitas.

Tanto como las diferencias de estatura, peso, volumen, tonicidad muscular, capacidad emocional y química de la pareja de baile, como la forma en que cada uno escucha la música de tango y puede dividir y subdividir el compás con sus pasos.

En el milonguero –el que se baila en las milongas-, uno de los estilos de tango, existen cuatro verdades: el abrazo, caminar, desplazarse en pista en el sentido contrario a las agujas del reloj y la improvisación. 

Se diría en principio que para que esta danza alcance un grado óptimo debe reunir elegancia, sensibilidad y juego. Lo que en otras palabras es la postura, cadencia y creatividad. La sutileza, el equilibrio, el desplazamiento cadencioso se gana con la práctica.

Resulta más difícil ejecutar movimientos en un estilo sencillo y prolijo, con cadencia, manteniendo la unidad de la pareja sin que decaiga la emoción y el disfrute, que lanzarse a las figuras de tango de escenario que no guardan relación ni con el espacio a que deben ceñirse los bailarines, ni con las épocas en que se desarrolló la mayoría de las melodías que hasta hoy escuchamos en las milongas.

Miente quien afirma que domina el tango; miente quien crea que no tiene nada que aprender. Este género se tarda en conocer lo que dura una vida y esa premisa es la que vuelve extraordinaria a la danza de tango.

Gustavo Benzecry Sabá ha definido el baile de tango según su parecer y ha sido preciso e ilustrativo en sus reflexiones, puestas de esta manera al alcance de todos. Para tomar en cuenta. Gustavo es bailarín y maestro de baile de tango profesional, con una aquilatada trayectoria. Estudió en el estudio Dinzel y con Roberto Herrera. Se desempeñó como maestro de la danza ciudadana en los tiempos del “Tangódromo”, un predio que dependió del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.