Hace un par de años, Miguel Ángel Zotto, probablemente el bailarín argentino de tango más reconocido a escala planetaria, habló de su respeto por la gente de las milongas de Buenos Aires.

Habló, sin ruborizarse de su "pedir permiso" a esa gente para dibujar nuevos pasos de baile. No muchos profesionales del tango bailado rinden homenaje a quienes pueblan las milongas porteñas como Miguel Ángel en estas frases:

"Todos mis espectáculos los estreno en Buenos Aires, cuando aquí los aceptan, cuando me aceptan los milongueros, entonces los llevo al exterior" declaró Zotto, sorprendiendo a propios y extraños con esta especie de pedido de permiso a los bailarines por afición de Buenos Aires a lo que acostumbra. 

Agrega: "en cada espectáculo paso del barrio al centro todo el tiempo. Pero en el barrio está reflejada mi vida, toda mi historia, la historia del pibe que fui" y esa simpleza al decir logra que la gente común del tango se identifique con él.

Zotto sigue sorprendiendo al sostener, convencido, que "soy el único bailarín aceptado por los milongueros. Cuando bailo Piazzolla, bailo Piazzolla, pero cuando bailo el tango tradicional es para ellos. Son homenajes para mis maestros. Tuve la suerte de conocer a grandes bailarines como Fino, Antonio Todaro, Virulazo, Copes. Ellos me enseñaron y yo se los agradezco continuamente".

Ese aprendizaje milonguero lo ha llevado a armar coreografías como "Tangos de la Cruz del Sur" que ya paseó por Europa y norteamérica donde sólo se ven las piernas de los ejecutantes. "Para que la gente descubra la importancia que tienen los pies en el tango", nos recuerda el bailarín diplomado internacionalmente.

Zotto define el tango milonguero de esta forma: "es el tango a tierra, el tango de salón, sin saltos ni acrobacias. Acariciás el piso, no pateás a la mujer. Fino -lo recuerda nuevamente- decía que a la mujer no se le pegan patadas, se la acaricia".

Casi al concluir Miguel Ángel invitó a no asustarse de la evolución de las coreografías tangueras a las que califica de "lógica" como actualización. "Podrán apreciarse todas las fusiones -explica-, desde el tango a tierra hasta el baile con saltos y piruetas. Poco a poco vamos introduciéndonos en lo contemporáneo, pero siempre sobre la base más formal que es la que me formó" con los milongueros.

Y cerró rescatando al tango como una de las fuentes de la argentinidad que palpita cuando baila lejos de la Argentina: "siento que somos un pueblo con una identidad tremenda; nuestra cultura es muy importante y cuando te aplauden en el exterior, con la fuerza con que lo hacen, lo confirmás plenamente".