Tomás Buenos Aires sostuvo más de una vez en los micrófonos que si Juan D´Arienzo es el compás en el tango, si Osvaldo Pugliese, es la pausa en el tango; si Carlos Di Sarli, es la exquisitez en el tango, Aníbal Troilo es la esencia del tango.
Y dice que es la esencia del tango, porque “el Gordo” supo ensamblar, asimilar, armonizar…, sintetizar, sería el calificativo final, supo sintetizar la pureza conceptual, la riqueza musical, el equilibrio sonoro y el sentimiento del tango. Troilo llegó a la gente conmoviéndola, con igual intensidad, en lo romántico y en lo compadrón.
Le agregó a eso sus cualidades que rara y afortunadamente se conjugaron en un hombre: el que supo pedir y el caudillo; el del espíritu concertador, con el temperamento que no cedía en los principios.
Y a eso, el “Buda”, como también le pusieron por su imagen con el bandoneón en sus manos, le encimó su carácter bonachón, calmo, generoso, sin rebusques, bohemio, porteñazo.
Por todo esto, además de la suya Buenos Aires, en más de ciento cincuenta ciudades del mundo se difundió el legado de Aníbal Troilo al recordarse el 11 de julio los cien años de su nacimiento. Es el número de las adhesiones recibidas que informó la comisión especial formada para homenajear a “Pichuco”, al cumplirse los cien años del día de su nacimiento..
Inscripto en la Guardia Nueva estructurada por Julio DeCaro, fueron sus maestros dentro de esa escuela nada menos que Osvaldo Pugliese y Elvino Vardaro. Nada menos. Desde 1930 encabezó con éstos y con Alfredo Gobbi la movida de una nueva concepción orquestal que desembocó en el apogeo del tango con la llamada Generación del Cuarenta.
Como renovador, reconoció tempranamente, ágilmente, la importancia del arreglo como enriquecedor de su producto. Los mejores arregladores, Argentino Galván, Emilio Balcarce, Ismael Spitalnik, trabajaron para la orquesta de Troilo. Y más allá de lo clásico, Troilo alentó las premisas de la vanguardia que desembocaron en los músicos de 1955: el talento y la vehemencia de Astor Piazzola, también tuvieron lugar como músico y arreglador en la formación musical troileana.
Con estos aportes, la sensibilidad del “Gordo” fue discurriendo para llegar a los tiempos rítmicos más pausados, más románticos, más melódicos tanto en los instrumentales como en las piezas cantadas.
Como ejecutante, Aníbal Troilo, dicen los que saben, resumió la pureza de sonido de Pedro Maffia, la fuerza de Pedro Laurenz y el fraseo musical, la forma de expresión musical, de Ciriaco Ortiz.
Y es suyo, su marca, el sonido total que sacó del fueye. Con estos atributos, influyó decisivamente en la ejecución, por ejemplo, de monstruos sagrados del bandoneón como el mismo Piazzolla y Leopoldo Federico.
Todo lleva a resumir su legado que Troilo es en el tango, la esencia, el que supo sintetizar su pureza conceptual, su riqueza musical, su equilibrio sonoro y su sentimiento, para conmover a la gente con la misma intensidad en lo romántico y lo compadrón.
Del barrio de Palermo
Aníbal Carmelo Troilo, “Pichuco”, que nació el 11 de julio de 1914 y murió el 18 de mayo de 1975, nació en Cabrera 2937 entre Anchorena y Laprida, barrio del Abasto para algunos, de Palermo para otros y de Recoleta en realidad. Fue el más chico de los hijos de Aníbal Carmelo Troilo y Felisa Bagnolo.
Entre muchas cosas dijo:
"Hay cosas que tienen que ser fundamentales en un hombre: la bonhomía y el respeto. El respeto sobre todas las cosas. Yo tenía 17 años y trabajaba en un cabaret. Sabe cómo les decía a las bailarinas? Cómo está señora? Señora, les decía..."
"No hay tango viejo ni tango nuevo. El tango es uno sólo. La única diferencia está en los que lo hacen bien y los que lo hacen mal."
"De Buenos Aires tendría que decir muchas cosas... Pero anote esto: agradezco haber nacido en Buenos Aires."
"La calle es el mejor lugar de todos. Se aprende. En el hogar se aprende la educación, pero en la calle se aprende a vivir... y si no que me lo digan a mí. Todo lo que aprendí, lo poco y extraño que aprendí, lo aprendí en la calle."
-¿Por qué cuando coloca su paño de terciopelo sobre las rodillas y caza su bandoneón entrecierra los ojos?: "Yo creo que todos los artistas tienen que entregarse cuando hacen algo".
- ¿Vos -"Pichuco"-, cómo te portaste con el mundo? -"A veces mal. Fueron las veces que me porté mal con Aníbal Troilo".
"Hay algunos temas que son mis preferidos, mejor dicho los que más quiero: Sur y Responso... Responso salió una noche que estábamos en mi casa; había una gente ahí jugando al bacará y yo, no sé... no sentía que estaba ahí. Eran las 4 de la madrugada, y de repente me fui a mi habitación y empecé a tocar unas notas, así hasta que salió Responso. Creo que era el mejor homenaje que podíamos hacerle a Homero."