"A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y como el aire."
Jorge Luis Borges en Fundación Mítica de Buenos Aires

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El fraseo musical del tango

Sentimiento      2023-01-31 21:09:36


¿Qué hace a una música bailable?

Baile de tango      2022-05-10 22:56:13


Del escriba

Sentimiento

Los “Tangueros Solidarios” invitan a su segunda milonga de los primeros sábados de cada mes, destinada a reunir alimentos y ropas para continuar con la tarea benéfica que desarrollan desde hace años.

Como es costumbre, la velada organizada por la entidad se desarrollará a partir de las 22 del sábado 6 de agosto, en la tradicional sede de Manuel Rodríguez 1191 –entre las avenidas Gaona y San Martín-, barrio de Caballito norte, en esta capital federal. La fiesta bailable está programada hasta las 3 de la madrugada. 

Los organizadores, con Samuel Streinger en la conducción de la entidad, esperan a los milongueros solidarios a un costo de entrada mínimo: 15 pesos. Para los asociados a “Tangueros Solidarios” ese costo se reduce a sólo 10 pesos.  

Se agradecerá especialmente la donación de todo alimento no perecedero y prendas de vestir aseadas, que puedan ser luego entregados a carecientes.

Con la musicalización de Hugo Lomagno, “Tangueros Solidarios” ofrece milonguear en pleno centro geográfico de la ciudad con un buffet económico y estacionamiento vigilado, al tiempo que, previo a la danza, de 20,30 a 22, Marta y Hugo estarán a cargo de las clases de baile de tango salón a un valor de 10 pesos.

Pueden hacerse las reservas a los teléfonos celulares (15) 6575-4213 y (15) 6672-9654.

Como siempre, mucha suerte a los Solidarios en esta cruzada benéfica que merece del apoyo de los tangueros: se lo merecen por su tarea desinteresada llevando alegría y distracción a quienes, internados, no pueden ir a buscarlas.

El tango sin bandoneón puede compararse a una mujer con pocas curvas: los dos, tango y mujer, mantienen su esencia pero... les falta algo.

Y si bien no hay riesgo de que el mujeraje sufra una merma natural de la producción de curvas, hay riesgo cierto de que el tango empiece a extrañar los bandoneones.

Lo advierte una nota aparecida hoy de la agencia internacional France Press (AFP), la que informa que "cada vez es más difícil encontrar bandoneones de alta calidad atesorados desde principios del siglo XX, los que se consiguen cotizados carísimos en dólares".

Así por lo menos lo alertó Oscar Fischer, el luthier que en la Argentina y desde San Telmo preside la Casa del Bandoneón. "Estimamos que hasta la II Guerra Mundial se importaron unos 60.000 bandoneones, de los cuales quedarán unos 20.000. De éstos, solo 2.000 están en estado óptimo de originalidad", dijo Fischer a la AFP. 
 
Es lo que explica el por qué los especialistas en restaurar y afinar bandoneones hayan desaparecido lenta pero inexorablemente en Buenos Aires. Como por ejemplo los de la calle General Martín de Gainza al novecientos, pleno barrio de Caballito norte, donde quien escribe esta página veía llegar en sus años de lucha por trascender con su música a Astor Piazzola, para descargar sus bandoneones y confiárselos a esos luthiers tan anónimos y bohemios como lo sugería la modesta vidriera desierta de ese taller de arreglo de fueyes sin siquiera un cartel.

Los bandoneones empezaron a llegar a la Argentina en 1880 traídos por la inmigración europea que se hizo de estos instrumentos en Alemania donde los fueyes nacieron a mediados del mismo siglo. Amantes de los acordeones, viajar a "hacerse la América" con ellos les resultó muy dificultoso por su tamaño que los hubiera obligado a descartar pertenencias más básicas para la subsistencia.

Buscaron entonces un "acordeón portátil" y hallaron los bandoneones de sonido parecido aunque más ronco y menos rico en timbres: nadie se imaginó que le acercaban a Buenos Aires el instrumento que apuntalaría la música de la ciudad.

Nuestro hoy bandoneonístico
Pero volviendo a la actualidad, Fischer explica que "la falta de bandoneones se hizo muy evidente en el 2000, con un alza de la demanda por la aparición de músicos jóvenes que formaron orquestas en las que tomaron la herencia de los patriarcas del tango, pero con toque 'roquero'", evocó.

Para colmo, Argentina atravesaba ese año una de sus peores crisis económicas por lo que "llegaban turistas y coleccionistas de todo el mundo y, favorecidos por el cambio, empezaron a llevarse como souvenirs los antiguos y atractivos bandoneones", comentó el luthier.

Excelente y muy entretenida nota de recordación de los cien años del nacimiento de Edmundo Rivero que se cumplen hoy y que, en "Clarín", elaboró Hernán Firpo. Para ser rescatada. Aquí lo hace "Tomás Buenos Aires" para deleite de todos. 

"La costumbre es más fuerte que el amor. Pero de entrada era como el Joven manos de tijeras. Un recuerdo de esas garras, por favor. Un zoom. No eran manos humanas, y mucho menos de guitarrista. Quizá sí manos para aplastar fititos o para jugar al ring raje. Pero de esas manos, de esos dedos, no era posible que saliera un do mayor.

Rivero tenía elefantiasis. Eso decían. En el Viejo Almacén los músicos se cuidaban de las cargadas, guarda que te raja, y Rivero, que hubiera podido recitarte las jodas de memoria, se la bancaba. Ni pío. Y macana que te iba a rajar, si siempre fue un tipazo. Desde chiquito, desde que le pedía a su mamá un trencito para jugar y la vieja le decía bueno, y lo llevaba a la estación Retiro.

A fines de los ‘40, cuando ya era una de las voces mayores del tango y los amigotes se enteraron de que iba a tener una participación en la película El cielo en las manos, hicieron jua y se atragantaron de la risa.

Leonel Edmudo Rivero -Valentín Alsina, 8 de junio de 1911- hoy estaría cumpliendo 100 años, pero sigamos con la historia. En 1944, un sordo de la RCA Victor lo escuchó y decidió que ese hombretón, futuro cantor criollo, no estaba para grabar. “ Usted tiene algo en la garganta. Hágase ver”.

Si en los ’20 aparecen las orquestas típicas y los ‘30 son para Discépolo, los ‘40 fueron una época de brillo para el tango. Empezaba el Glostora Tango Club con cantidad de voces engoladas y Rivero y su voz grave, pastosa, no encajaban ni con calzador. Encima, poco agraciado al punto de que en el ambiente se lo conocía como El Feo . “Sé que la napie siempre me anduvo delante de los pies”, solía decir.

Sus papás, Aníbal y Anselma - la de la broma de los trencitos -, le habían llenado las orejas de música, primero templándolo en casa y luego mandándolo a estudiar canto y guitarra al Conservatorio. No era ningún improvisado el Zorzal Jetón. En 1944, Horacio Salgán no era Horacio Salgán así que ni él pudo lograr, en tres años, que quedaran registros grabados de la voz grave de su inusual cantor.

La consagración definitiva le llegó cuando lo convoca Troilo en reemplazo de Alberto Marino. Y fue con Sur que hizo cumbre una y otra vez. Ya se empezaba a forjar la figura del ídolo popular. Con Pichuco también estuvo tres años y esta vez dejó alrededor de una veintena de grabaciones.

"El mal llamado tango nuevo, que no es nuevo ni es tango, me tiene recontrapodrido y es una bosta", es la drástica definición que formuló Víctor Danelinck, un bailarín argentino que lleva casi una década en Europa actuando y enseñando a bailar el tango en el Viejo Mundo.

En una carta contundente que publicó en la Revista de Tango y Cultura Popular de Argentina, Danelinck no se guarda nada del rechazo hacia las formas del tango conocidos como “electrónico”, “alternativo”, “nuevo” o “fusión” entre otros, con lo que se suma a quienes, como Rodolfo Mederos, postulan el respeto a la esencia del género en cuanto a su riqueza artística, expresión e interpretación. Cada vez somos más.

Danelinck, de quien lamentamos no obtuvimos una fotografía, argumentó que “después de 8 años de yirar por Europa con nuestro querido y vapuleado tango argentino trabajando en casi todos los países del viejo continente, decidí escribir una conclusión que, aunque compartida por muchos, resulta políticamente incorrecta y, como tal, es silenciada sistemáticamente:

 

"El mal llamado tango nuevo, que no es nuevo ni es tango, me tiene recontrapodrido y es una bosta". Suena poco diplomático, pero esa es justamente mi intención. Y detallo los fundamentos:

 

1) Nunca escuche uno de esos llamados tangos nuevos, que tenga siquiera un 5% del valor poético, musical, emotivo, de los clásicos.

2) Si escuché hasta el hartazgo como toman viejas grabaciones, de Gardel, Zitarrosa, Rivero, etcétera, para superponerle un estúpido chipún, chipún... encima, y un texto trivial, para venderlo como nuevo. ¡De nuevo nada! Han logrado hacer de una cosa vieja y buena, una nueva y mala. 

3) Jamás encontré como bailarín, las diferencias de intensidad, las pausas, los adagios, los crescendos, el remate que tienen las grandes orquestas del tango, en esas llamadas orquestas de tango nuevo. 

4) Las expresiones bailadas de esas estúpidas marchitas monocordes, son también anodinas, despersonalizadas y estandarizadas, sujetas al corsé de la moda en muchas milongas supuestamente "evolucionadas".

5) La estética de esos bailarines me da rechazo, desde su ropa hasta su actitud corporal. Mil veces se dijo que están en la búsqueda, experimentando. Bueno, sigan buscando, y cuando encuentren algo, avisen.

Rodolfo Mederos es un maestro del bandoneón y la música, pero este fin de semana enseñó tango cuando se convirtió en maestro de escuela para sembrar el género en quienes prometen el mayor potencial futuro: los chicos.

El bandoneonista es un pregón de la cultura tanguera actualizada pero sin perder ni despreciar la riqueza poética, musical y coreográfica de los orígenes del género: es decir de la expresión de una música tanguera que no suene extraña a Buenos Aires.

“Difundir el tango y hacerlo en estos talleres escolares forma parte de una ideología que yo sustento, que es la de proveer contacto con esta música en forma más directa; los chicos nunca han visto un bandoneón seguramente, nunca habrán escuchado un tango de una manera un poco más cercana y ningún pueblo tendrá futuro si no tiene un pasado y no tiene memoria”, señaló el músico el viernes último al transmitir cultura tanguera en la Escuela Primaria N° 84 del barrio platense de Villa Elvira.

Mederos alentó a los presentes, alumnos, padres y maestros, a defender este género musical como símbolo de pertenencia a lo argentino y enfatizó el protagonismo que puede tomar la escuela en la temática al decir que “debe ser transmisora de la cultura del tango, porque es una música que hace a la identidad”.

Añadió que “esta sonoridad o estas imágenes que brindamos en estos talleres a los chicos de las escuelas primarias quedan en la memoria para que después puedan despertar el interés por la cultura del tango”.

El taller que encabezó Mederos, quien reúne una formación musical heredada de dos expresiones distintas del tango, Astor Piazzola y Osvaldo Pugliese, no se limitó a hacer historia musical, sino que su bandoneón acompañó el canto, tarareo y baile de los chicos en la escuela durante los dos turnos de clase como una forma directa de integrarlos al sonido y la coreografía propias del tango.

El salón de actos de la escuela se vio “colmado” de asistentes, señaló la información brindada por medios provinciales.

El laureado músico pudo transferir la cultura tanguera a chicos y grandes en el marco del ciclo “Escuela, tango, club” que se desarrolla durante este año en los establecimientos de nivel primario de la provincia, organizado por la Dirección Provincial de Educación Primaria bonaerense. El ciclo se puso en marcha el mes pasado en la Escuela N° 2 “Pablo Pizzurno” de Húrlingham, por pedido del propio Mederos ex alumno de este establecimiento.

Está previsto que los próximos talleres de tango se realizacen el 27 de mayo en la Escuela Primaria N° 35 de Tigre, el 24 de junio en San Isidro y seguirán San Fernando, Berisso, General San Martín y Quilmes entre otros distritos.

Cabe destacar la iniciativa de la Dirección Provincial de Escuelas de la provincia de Buenos Aires, llevando la música ciudadana a las aulas. Algo que no se le ocurrió hasta ahora, lamentablemente, al gobierno de la ciudad cuna del tango, Buenos Aires.

Noticias

      2017-08-01 18:45:33  

    De www.diariopopular.com  -  Caminito que el tiempo ha borrado/ que juntos un día nos viste pasar...”. Uno lee la letra, tararea la música y piensa en ese rincón de La Boca, pero... Juan de Dios Filiberto (1885-1964), cuyo nombre real era Oscar Juan de Dios Filiberti fue un extraordinario guitarrista, armonista, pianista, compositor y director que vivió en La Boca. Lle puso música al tango Caminito, escrito por el riojano Gabino Coria Peñaloza. Filiberto además le puso música a Quejas de bandoneón, El pañuelito, Malevaje, Clavel del aire y otros clásicos. Además creó la Orquesta Nacional de Música Argentina que hoy lleva su nombre.

    Walter Piazza, Secretario del Consejo Directivo de la Academia Nacional del Tango, académico y cofundador de esa entidad junto con Horacio Ferrer en 1990, le contó a Porteño del Sur detalles de Caminito y de la vida de Juan de Dios Filiberto: “Lo que yo sé tras haber investigado es que todo conduce a dos historias diferentes, la del porteño Juan de Dios Filiberto y la del riojano Gabino Coria Peñaloza. Esos versos remiten, si uno escucha la letra y la analiza, a un caminito que corresponde a un paisaje que nada tiene que ver con La Boca”.

    “Coria Peñaloza era un poeta riojano bien alejado de Buenos Aires, no era Homero Manzi, que si bien había nacido en Santiago del Estero, a los 6 años ya estaba viviendo y estudiando en Buenos Aires. Entonces Manzi sí percibía desde pibe lo que era la ciudad entonces le cantó con sus versos más sentidos, sobre todo al sur... Boedo, Pompeya. Pero Coria Peñaloza escribió pensando en un posible recorrido que hacía para visitar a algún amor adolescente o juvenil de sus pagos”, agregó.

    Piazza concluyó: “Eso, puesto en la música de un porteño como era Juan de Dios Filiberto y explotado por ese sector del camino que va del Riachuelo a las vías del ferrocarril en la Boca, dio lugar a que durante muchos años se considerara al Caminito de La Boca como al de la letra de la canción. Ese es el Caminito de Filiberto, pero nada tiene que ver con la letra. La genial lírica y música de Filiberto la pone a disposición de ese lugar del que nunca se fue. Porque él nació, vivió y murió en La Boca. Jamás se fue para el centro de la ciudad como muchos otros. Siempre ahí rodeado de la mística, de Quinquela Martín y de otros amigos. Entonces son dos Caminitos diferentes: uno, el musical, el turístico y que explota el barrio; el otro, la verdadera historia del que caminaba el poeta. ‘Con juncos en flor’, dice. ¿Qué junco en flor hay en La Boca? Ninguno. Empedrado y vías del ferrocarril”.


      2017-06-08 22:03:26  

    Desde Marsella, Francia, distinguieron a Julio Dupláa, un histórico argentino de la danza del tango y la milonga, al calificarlo de "persona emblemática de la Ciudad de Buenos Aires". La Asociación Les Trottoirs de Marseille así lo consideró en una nota fechada el 1° de junio último a esta ciudad, firmada por Michel Raous, presidente de la asociación y Marcelo y Giorgia Guardiola, maestros de tango de Les Trottoirs de Marseille.

    Dice textualmente la nota:
    "Desde Francia hacemos voz para expresar nuestra gratitud y transmitir nuestra admiración por el Maestro Julio Dupláa quién desde su nacimiento respira tango.

    Nacido en el porteño barrio de Villa Urquiza declarado «Capital del Tango bailado» impulsado por el mismo Dupláa y cuna de tantos magnificos bailarines y milongueros, don Julio supo conocer el tango en el antiguo y prestigioso Club Sin Rumbo. Desde niño miró y escuchó las orquestas, de adolescente bailó su música y de hombre organizó milongas; toda una vida dedicada a nuestro tango y a nuestra ciudad ya que en la actualidad toda Buenos Aires respira su presencia, refleja su personalidad y vive su dedicación organizando eventos, cuidando el trabajo de los bailarines y dando clases que trasmiten sabiduria y vivencias.

    Por esto y muchas cosas más  el Maestro Julio Dupláa es una persona emblemática de la Ciudad de Buenos Aires. Nuestros más sinceros saludos".

    Tomás, el Buenos Aires, felicita a través de esta página a Julito Dupláa, amigo y, como dicen los franceses, un emblemático del tango bailado. Aunque él se cite cada vez que puede de "apenas un milonguero".

    Foto (Gentileza revista "La Milonga"): Julio Dupláa (derecha) en trámite de alguna tropelía con Tomás, el Buenos Aires.

     

     


      2016-11-24 20:18:14  

     "Trago amargo alcanzó el éxito el día de su estreno en 1925 con la letra de Julio Navarrine (1889-1966) y la música de Rafael Iriarte (1890-1961). ¡Esplendorosa época del tango-canción! “Lealmente, ´Trago amargo´ no era un tango de excepción, sino simplemente un tango exitoso. Su letra es de un tinte melodramático campero, de fácil sentimentalismo. La mejor virtud de su música era no alardear de ninguna: dejar que la opinión del oyente reafirmara su origen: ‘el tango de un guitarrero’. También queda dicho que era ´un sencillo y bien sonante tango´, según el sin par Francisco García Jiménez en su insoslayable libro ´Así nacieron los tangos´, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1980.

    Si reflexionamos acerca de los versos de Navarrine, quien junto a su hermano Alfredo fue un admirable propulsor de los primerísimos cuadros folclóricos teatrales –y autores ambos de sendos tangos muy celebrados por el público–, habrá que resaltar cómo se habían condicionado al tema musical merced a una especial puja de frases imperativas: “¡Arrímese al fogón, viejita, aquí a mi lado!/ ¡Ensille un cimarrón, para que dure largo! ¡Atráquele esa astilla, que el fuego se ha apagado!/ ¡Revuelva aquellas brasas y cebe bien amargo! ¡Alcance esa guitarra de cuerdas empolvadas,/ que tantas veces ella besó su diapasón!”.

    El tango tuvo su estreno en el porteñísimo teatro ‘Maipo’ durante una de las temporadas de ‘revistas’, a mitad de los años veinte del pasado siglo. ¡Quién vería a aquel gaucho melodramático, dirigiéndole toda la ristra de mandatos a la madre, reservándose para él, por toda faena, el empinarse el codo con la botella de caña! Y la pobre vieja –de acá para allá, como maleta de loco– sin saber si arrimarse al fogón, si ensillar el cimarrón, si atracarle la astilla al fuego y revolver las brasas, si alcanzarle la guitarra o arrancarle primero la cinta, si secarse las lágrimas, si volver a cebar al “amargo” o bien si –ya exhausta–, después de buscar un crespón para la guitarra, inclinarse, al fin, ante la Virgen…"

    En fin, sintetiza ahora Tomás, el Buenos Aires, sobre este tango: un "Trago Amargo"... ¡para la pobre vieja!,

    De paso: El músico Rafael Iriarte fue un laburante de la guitarra en el tango. Nacido en un barrio del sur porteño, su fogueo artístico se dio en los cafés con música de la calle Corrientes. Después, llegó el espaldarazo en los teatros ‘Nacional’ y ‘Apolo’, ‘Porteño’ y ‘Empire’. Iriarte acompañó a una galaxia de cancionistas y cantores como Saúl Salinas, Rosita Quiroga y Agustín Magaldi, también a Charlo, Ignacio Corsini y Libertad Lamarque. Por su inquietud y ojos vivos, a Iriarte lo apodaban ‘El rata’.

    -Fragmento de la nota de Isaac Otero en el sitio "Crónicas de la Inmigración", setiembre de 2016-


      2016-11-21 19:28:06  

    A Pablo Agri lo esperó un violín en la cuna y a los diez años le pidió a su papá que lo inscribiera en un conservatorio. Su papá fue, nada menos que el rosarino Antonio Agri, juntamente con Elvino Vardaro y Mario Franchini, los tres violinistas más importantes del tango.

    Destaca que hoy encuentra a "muchos jóvenes  buenos instrumentistas y compositores que toman el tango con la seriedad que merece y que siguen estudiando". En cambio, Pablo advierte que "no me gustan definitivamente las imitaciones, las orquestas que ´tocan como´, ¡eso no me gusta! Digo que hay que aprender todos los géneros pero no imitar a nadie" sentencia.

    Aclara que "empecé con la música clásica para diferenciarme de mi viejo... Nací en el 68, año que se estrenó la operita "María de Buenos Aires" de Piazzolla y mi viejo ya era muy popular. Pero sin duda lo mío es el tango desde la cuna, o antes de ella y, hasta hoy, mi mejor manera de expresarme es nuestra música". Tanto es así que tocó, por ejemplo, con Mariano Mores y Horacio Salgán pasando por Néstor Marconi, Susana Rinaldi y Osvaldo Berlingieri. Es integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional desde 1992, tomó clases con el maestro Szymsia Bajour; fue becado por la Fundación Antorchas para estudiar en el Conservatorio Edgard Varese, en Francia. En el 99 fue violín solista del show "Tango argentino" en Broadway (Nueva York).

    Este año fue el músico argentino que tocó por primera vez tango en vivo en una de las siete maravillas del mundo, los palacios de la Alhambra en Andalucía, España. Además, junto a sus compañeros formaron junto a la orquesta de la Casa Argentina en París, integrada por una belga, tres franceses, cuatro argentinos, una japonesa, un chino, y una violinista rusa, todos jóvenes. "Esto nos dice claramente que el tango es universal y se toca en todos los idiomas" reflexiona finalmente este también joven, que aporta un violín de conservatorio consagrado a la música que identifica al país.

    -Esta nota toma fragmentos de un reportaje realizado por el diario "La Capital" de Rosario-.


      2016-09-21 19:58:17  

    Sergio Pujol es joven, filósofo, docente y con varios libros en su haber, investiga a las danzas sociales y concedió hace unos días una nota al diario "La Izquierda" donde afirma que la década del ´20 marcó un antes y un después de la cultura argentina marcada decididamente por la eclosíon del tango. Aquí la nota:

    Comienza Pujol señalando que recien a mediados de los años ´20 "tenemos a Gardel con un porcentaje dominante de tangos en su repertorio; viene de cantar estilos, milongas. Canta en esos momentos foxtrot, shimmy, alguna que otra rumba.  Por lo tanto no se puede decir que el tango a principios de los 20 fuera el epítome de lo argentino y de lo nacional. Más bien se va ganando ese lugar. Las críticas que se hacen al tango hasta el año 30 inclusive, no son tanto acerca de su supuesto origen prostibulario, de mala vida o pecaminoso, sino que es una música que no representa la totalidad de la Argentina. Es una música de puerto que se ha consolidado a partir del aporte inmigratorio decisivo en el lenguaje, tanto en las letras, con la presencia del lunfardo, como en la música.

    Lo mismo pasa con el samba en Brasil, con el son en Cuba. Hay un momento en que estas músicas, muchas con una fuerte impronta afro, se convierten en emblemas nacionales. Eso pasa entre los 20 y los 30. Pasan de ser músicas orilleras, con una fuerte connotación de clase, a representar al país. En ese tránsito depuran su forma pero hay algo de la condición de clase que queda. Y en un momento explota.

    Durante el peronismo explotó. Cuando Alberto Castillo canta “Qué saben los pitucos, lamidos y sushetas...” está retrotrayendo la historia del tango 20 o 30 años. Lo que les está diciendo a sus bailarines, a los que bailan con su música , es “ojo, sepan de dónde vienen ustedes, no se dejen engrupir, el tango es una danza de salón pero ojo que venimos de las orillas”. Es interesante cómo, en algún sentido, al tango nunca se lo domestica del todo.

    "En los ´20 el tango se come todo"

     A la vez los años 20 son la clausura de una época ahí ya nadie baila polka o mazurca muy populares en 1880 y 1890. En los 20, el tango se come todo. Se come esas danzas. No al jazz. Y en parte se las come, creo yo, porque aparece el tango canción. Si no hubiera aparecido, tal vez hubiéramos tenido todavía ese repertorio "variopinto" de danzas. 

    Además están los hijos de los inmigrantes para los años 20, que son más tangueros que los padres en muchos casos. Las historias de vida de esa generación, la de Piana, o la de De Caro, que era un poquito más grande, casi todas están marcadas por la brecha generacional.

    El muchacho que quiere formar una bandita de rock en los 60 tiene muchas similitudes con el muchacho que quiere tocar tango en los 20. Pero incluso el corte es más violento en los 20. Porque la familia en los años 60 ya no es tan autoritaria como la familia en los 20. Yo no conozco historias de hijos que hayan dejado de hablar con sus padres veinte años por querer formar una banda de rock. 

    Ya forma parte un poco del relato romántico del tango: el reencuentro del padre con el hijo consagrado, tocando tango con una orquesta de noventa profesores. Lo vemos en Canaro, en De Caro. La “gran orquesta”. Quizás el último representante de esa ambición clasicista en términos musicales sea Mariano Mores. Cuando lo entrevisté para el libro de Discépolo, Mores decía “sí, quise llevar el tango a un nivel superior, siempre quise elevar el tango”. Muchos de esos maestros podrían haberse dedicado tranquilamente a la música académica.

    En los 20 y 30 es muy fuerte el sinfonismo tanguero. En parte, por influencia de la música académica. En el jazz también se da con Paul Whiteman, eso de redimir la música orillera vistiéndola con las mejores galas. La música clásica es la gran música. En las entrevistas a los tangueros de esa época se ve que estaba la gran música y la música popular. El epígrafe que utilicé para el libro Cien años de música argentina es de Julio de Caro y dice “Mi deseo era que los conocimientos que había adquirido en el conservatorio se amoldaran a las emociones que había recibido en la calle”.

    ¿Cómo hacer para convertir la emoción de la calle en una música artística. No una música que sólo se baila, que acompaña las labores de los laburantes del Mercado de Abasto, que enamora a las chicas en su casa con la vitrola, sino una música que tenga un valor artístico sin olvidar esa emoción y ese arraigo?

     Rodolfo Valentino
    Con Rodolfo Valentino se afirma el star system y el latin lover. Que van a tener una prolífica trayectoria en la cultura de masas internacional. Efectivamente, los estrenos de Valentino causaban furor. No sólo en los varones, sobre todo en las mujeres. Hay un ídolo que atrae a las mujeres, que perturba a los varones, que genera incomodidad. Valentino baila tango, a su manera. Nosotros diríamos que lo hace “mal”. Pero, a la manera Valentino, lo baila y lo promociona a nivel mundial. Los argentinos de esta época son hijos de Valentino.

    La sexualidad en los años 20 también explota. Las flappers americanas con el cabello corto se suben el ruedo de las polleras. Las mujeres empiezan a tomar whisky, empiezan a fumar, en algunos países a votar. Esta revolución de las costumbres femeninas, del lugar de la mujer en la sociedad, de alguna manera está traccionada por artefactos culturales, y las películas de Valentino evidentemente cumplen un rol importante. 

     Si no se hubiera dado la tangomanía en los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial, si los criollos de Argentina no hubieran “hecho la América” en Europa y Estados Unidos dando clases de tango y no se hubiera producido esa expansión, Valentino hubiera bailado otro ritmo en la película.