"A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y como el aire."
Jorge Luis Borges en Fundación Mítica de Buenos Aires

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El fraseo musical del tango

Sentimiento      2023-01-31 21:09:36


¿Qué hace a una música bailable?

Baile de tango      2022-05-10 22:56:13


Del escriba

El sentir

Los vínculos entre Buenos Aires y París por obra del tango, han sido y son más frondosos de lo que comúnmente se conoce o se estima.

 

Si en la actualidad en Francia hay escenarios para el tango, si hay milongas allá para que la gente despunte la atracción irresistible del abrazo en el baile y si esa movida se percibe habitualmente en los salones milongueros porteños donde los turistas y residentes franceses son legión, esto es una derivación natural de la fuerza con la que el género llegó y penetró en los salones parisinos, envuelto en el glamour de lo prohibido que enloqueció a los franceses. 

En su libro, “Historia del Baile”, Sergio Pujol describe cómo el tango se abrió paso para quedarse en esas tierras tan distintas de la Argentina. Fue el comienzo de lo que puede calificarse como una verdadera epopeya del género en Francia.  

Aquí va la primera de una serie de notas que, con fragmentos tomados del libro citado, resaltarán la comunión que desde principios del siglo anterior reúne a porteños y parisinos tras el ronquido de un bandoneón y el serpenteo de los que bailan el tango:    

“Bajo el título “Tangue”, “Tango”, una nota de la revista PBT –21 de enero de 1911- avisa a los argentinos: ´en París bailan el tango. ¿Dónde? En los salones más aristocráticos. ¿Quién o quiénes? Las señoras más distinguidas y los caballeros más elegantes´. 

El baile como símbolo de un país en el mundo: la Argentina agrícola, ganadera, saludable en sus carnes y en sus cargas de trigo fresco, monumental en su arquitectura capitalina con la que acaba de festejar su primer centenario de vida independiente, ha sido tomada para la chacota. Con ella se baila pero no se piensa.  

El complejo de inferioridad, reverso paradójico de la megalomanía nacional, vuelve a atacar a varios argentinos. Y en especial a los argentinos de la pluma y la palabra.  

Hay un país mejor que el de Bernabé Simara –un gran bailarín de tango y de los primeros en hacerlo en París y Europa- argumentan Enrique Larreta y Leopoldo Lugones, los cruzados de la campaña antitango. El autor de Lunario sentimental no dudará en descargar contra la danza porteña las peores comparaciones: “es un lagarto de lupanar” escupe con furia patriótica. 

Larreta, por su parte, como embajador argentino en Francia, desplegará su poder diplomático para enfrentar la tangomanía. Está fuera de sí: ¿acaso el triunfo del tango en Europa significa reconocer el rostro cosmopolita de la Argentina, en detrimento de sus profundas raíces españolas y criollas? 

“En Buenos Aires el tango es una danza exclusiva de casas de mala reputación y bares de más baja categoría” explica Larreta, como si eso le preocupara a la mayoría de los franceses. “Nunca se baila el tango en los mejores salones ni por personas distinguidas. La música de tango suscita sentimientos verdaderamente desagradables en los oídos de los argentinos”, pontifica.  

Y hace una observación que, años después y con otra entonación, corroborará el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo: “no veo ninguna diferencia entre cómo se baila el tango en los elegantes salones de París y en los más bajos lugares nocturnos de Buenos Aires”. 

También una parte de París reacciona contra el baile indecente que es novedad y manía, sobre todo entre las mujeres. Pero lo que Larreta no sabe, o si lo sabe decide callarlo por pudor diplomático, es que en París la mejor prueba de éxito de una novedad fue siempre el escándalo. Antes del escándalo nada; después del escándalo todo”.

Nada entusiasma más a las francesas que esa campaña moralizante contra la música de los bárbaros sudamericanos. Quienes han puesto los ojos en los pies de los que danzan se han convertido, sin saberlo, en buenos propagandistas de lo que critican.  

El vaivén de amor y muerte llamado tango, se ha puesto en marcha”.

“El tango me enfrenta con esa cosa tan intrínseca de los roles masculinos y femeninos que están en la naturaleza y no son solamente culturales. Por eso me costó muchísimo, porque tuve que aprender a dejarme llevar, a confiar en el otro y a no tener el control de la situación”.

Lo explicó Milena Plebs que es, en el ambiente del baile de tango no sólo milonguero, sino también el de escenario, una bailarina prestigiosa, reconocida y mucho, aquí y fuera de la Argentina. Aunque vale destacar que entre los milongueros, Milena cosecha afectos que no se dan en otros lados.

Hace unas semanas concedió una entrevista al sitio Ciudad donde definió la esencia del baile del tango sin ofender a nadie, sin feminismos competitivos y con la fuerza de una mujer con todas las letras.

Dijo allí que “el tango tiene un costado machista muy fuerte;  la mujer es llevada por el hombre. Estructuralmente es así y esta bien que sea así” completó.

Con este cruce de ideas tanguero respecto de esta época donde las mujeres practican, resaltan y con frecuencia privilegian su independencia personal, Milena señaló sobre la contradicción con el seguir de la mujer al hombre que plantea el baile de tango: “yo tengo una teoría sobre eso y además investigué hablando con gente del exterior y alumnos míos”.

A continuación precisó: “no es casual que se ponga de moda ahora que vivimos a un nivel de independencia máxima de la mujer y de roles desdibujados. A ese desorden se contrapone el tango, que te enfrenta con otra realidad que a todo el mundo le atrae. Tanto es así que hasta las mujeres súper independientes nos abrazamos y nos dejamos llevar”.

Y luego argumentó: “en mi caso que vengo de una familia europea sin cultura tanguera y siempre estuve acostumbrada a bailar sola y a no depender de nadie. El tango me enfrenta con esa cosa tan intrínseca de los roles masculinos y femeninos que están en la naturaleza y no son solamente culturales. Por eso me costó muchísimo, porque tuve que aprender a dejarme llevar, a confiar en el otro y a no tener el control de la situación”.

Después de eso la frase que cierra el círculo: “el rol del hombre tampoco es fácil. A ellos les cuesta mucho llevar a la mujer y asumir ese papel, sobre todo ahora”.

“Por esto también creo que el tango no es sólo una moda pasajera sino que va a seguir creciendo. Porque hay algo transformador en el abrazo de este baile, en el poder expresar los sentimientos sin el lenguaje”.

La bailarina consideró que el tango es entre las danzas la más romántica porque “por ejemplo, la salsa tiene mucho contacto físico pero no desde el amor, es más lúdica, más festiva y a nivel coreográfico no tiene tanta variedad” detalló.

“En cambio –añadió- el tango tiene una variedad infinita: cada bailarín tiene su forma de marcar, de combinar los pasos. Además creo que toca puntos muy íntimos y emocionales, no es solamente un baile para divertirse. Hay componentes más profundos que movilizan. La forma en que te abrazás es tan estrecha que no lo harías con un desconocido si no fuera por el baile.

Milena Plebs es coreógrafa, bailarina y creadora de espectáculos de tango. Estudió danza clásica, contemporánea y actuación. Integró el "Grupo de Danza Contemporánea" del Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires y "Tango Argentino" de Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, con lo que viajó por el mundo.

 Hasta fines de marzo presenta en el teatro Presidente Alvear “Tramatango”, donde plantea “Tres paisajes, tres miradas, tres estilos: una mirada sobre lo urbano contemporáneo; “Pugliese Yumba”, un homenaje al maestro y su orquesta y “Tango Congo”, donde pregunta sobre el origen afro del tango.

 El broche de oro para cerrar con palabras de Milena: “siento en los pies lo que siento en el corazón”.

Milonga 1En un extremo del salón ella embolsó sus hermosos zapatos rojos de tango y, con el tapado ya abotonado, carga la cartera y se dirige con paso rápido a la salida. Parece querer ganar tiempo a la fría madrugada que hace horas se instaló.

Desde la otra punta del recinto, él se aproxima a la salida.  Enfundado en su sobretodo compadrón, el cuello levantado. Los zapatos son los de tango: negros, mitad charolados, taco francés. Su vista puesta en la puerta de salida, disimulada ésta atrás del infaltable cortinado de colores y texturas fuertes que parece resguardar a la milonga de las ansiedades de la calle.

De pronto, irrumpe en los amplificadores, punzando todos los rincones del salón, la orquesta de Ricardo Tanturi regalando “Oigo tu voz”. Canta, Enrique Campos.

Los dos coinciden casualmente en la mirada. Y en fracción de segundo se transmiten el mismo mandato. Él, sin dejar de mirarla, hace girar el dedo índice que sale del puño apuntando hacia abajo. Ella sonríe. Deja la cartera y la bolsa con los zapatos sobre la mesa más cercana.

Enfundados en tapado, bufanda y sobretodo incluidos, se juntan en el abrazo tanguero. Las pocas parejas que a esa hora quedan en la pista, los miran y sonríen, cómplices. Los dos comienzan a bailar. Y no hay incomodidad ni molestias.

El sentimiento, la fuerza y la pasión del tango, no saben de ropaje.

La voz, bien de varón en rara mezcla de potencia y melancolía de Campos, el cantor, y el paisaje romántico que expresa la orquesta de Tanturi, derraman dulzura mientras el tango transcurre. Chan, chan.

Los dos se sueltan, un beso en la mejilla de uno y de otro. No se dan las gracias por el momento que han compartido, están sobreentendidas.

Ahora sí, encaran hacia la salida. Ella aborda el taxi, ya cansado de esperar frente a la puerta. Él, enciende el cigarrillo. Aspira la primera bocanada, vuelve a levantar el cuello del sobretodo y empieza a caminar, lentamente, su retorno en la madrugada.

 

Qué tal si bailamos el tango, según el sentimiento del poeta y troesma Horacio Ferrer.

 Aquí van los versos titulados "Bailando en Buenos Aires"

Bailando el Tango en Buenos Aires, bailá
desconocida de un lejano país,
es la ciudad que sueña el Tango al dormir
y en este tango me ha soñado con vos.

Después tu nombre entre mis labios pondrás,
Ingrid, Giulietta, Sally, Lupe o Brigitte,
con la elegancia de su corte mejor
late a tus pies mi corazón.

Bailar el Tango es dar el alma al bailar,
cuando la orquesta es como un pulso interior,
la multitud se pone íntima y va
bailando en éxtasis igual que los dos.

Bailando el Tango en Buenos Aires así,
un paso y dos y tres, la pausa y seguir
del Bajo a Ezeiza y en la aduana bailar
sin recordar que has de partir.

Je t'aime, Ti amo, I love you, Ich liebe dich,
te amo, ¡te amo!

Bailá este tango que al bailar
hace florecer los cinco sentidos.
Qué ensimismada y linda vas,
sí, qué linda estás recostada en mí.
Cuando muy lejos te encontrés,
mimo bailarín, por dentro yo te abrazaré.

Bailando el Tango en Buenos Aires, bailá
desconocida de un lejano país,
entrá al abrazo del que nunca saldrás,
con su compás que se copió del vivir.

En nuestro abrazo ha de bailar otra vez
la yunta criolla que hace un siglo engendró
el primer tango en gracia sacramental
de Eva y Adán del arrabal.

Bailar el Tango es un hipnótico andar,
siendo uno el otro en un instante y, al fin,
espiritualizadamente bailar
sobre el pañuelo del adiós al partir.

Bailando el Tango en Buenos Aires así,
un paso y dos y tres, la vida bailás,
la vida misma, un tango amargo y feliz
sabio en amor y despedidas.

¡Arriverderci, bella! ¡Au revoir, mon amour!
¡Bis immer, mein schatz! ¡Adiós, mi vida, adiós!

Bailando el Tango te encontré,
bailando el Tango te perdí.

 

CierraTomás Buenos Aires sólo para decir: de nada, gente, de nada.

“Un giro del tango habla más al alma de una mujer, que diez tomos de Shakespeare".

Che, percantas y, sobre todo varonazos, favor de repetir la lectura de esta frase dos veces más para absorber convenientemente el alcance de su significado.

Es de Henri Bergson, desde muy lejos y hace mucho tiempo. Filósofo francés (1859-1941), premio Nobel de Literatura en 1927, llamado el “filósofo de la intuición”. Al enfocar el arte desde su perspectiva filosófica sostuvo que el artista se expresa no tanto con el lenguaje –oral y de la imagen- sino, y sobre todo, a pesar de él, desligandose de sus condicionamientos.

Poniéndolo en palabras nuestras Bergson, más o menos, quiere decir que el arte, para serlo, debe trasponer las fronteras de la realidad para describirla dotándola de una belleza de la que carece.

Esto no resulta extraño para los que nos sumergimos en el mundo del tango. Aquí no es difícil trasponer esa frontera de la realidad: ¿o no salimos de ella durante los tres minutos y pico en lo que escuchamos un tango y, mucho más, cuando lo bailamos?

Sí, con cada giro del baile de tango, ella me entrega un retazo de su alma...

Noticias

      2017-08-01 18:45:33  

    De www.diariopopular.com  -  Caminito que el tiempo ha borrado/ que juntos un día nos viste pasar...”. Uno lee la letra, tararea la música y piensa en ese rincón de La Boca, pero... Juan de Dios Filiberto (1885-1964), cuyo nombre real era Oscar Juan de Dios Filiberti fue un extraordinario guitarrista, armonista, pianista, compositor y director que vivió en La Boca. Lle puso música al tango Caminito, escrito por el riojano Gabino Coria Peñaloza. Filiberto además le puso música a Quejas de bandoneón, El pañuelito, Malevaje, Clavel del aire y otros clásicos. Además creó la Orquesta Nacional de Música Argentina que hoy lleva su nombre.

    Walter Piazza, Secretario del Consejo Directivo de la Academia Nacional del Tango, académico y cofundador de esa entidad junto con Horacio Ferrer en 1990, le contó a Porteño del Sur detalles de Caminito y de la vida de Juan de Dios Filiberto: “Lo que yo sé tras haber investigado es que todo conduce a dos historias diferentes, la del porteño Juan de Dios Filiberto y la del riojano Gabino Coria Peñaloza. Esos versos remiten, si uno escucha la letra y la analiza, a un caminito que corresponde a un paisaje que nada tiene que ver con La Boca”.

    “Coria Peñaloza era un poeta riojano bien alejado de Buenos Aires, no era Homero Manzi, que si bien había nacido en Santiago del Estero, a los 6 años ya estaba viviendo y estudiando en Buenos Aires. Entonces Manzi sí percibía desde pibe lo que era la ciudad entonces le cantó con sus versos más sentidos, sobre todo al sur... Boedo, Pompeya. Pero Coria Peñaloza escribió pensando en un posible recorrido que hacía para visitar a algún amor adolescente o juvenil de sus pagos”, agregó.

    Piazza concluyó: “Eso, puesto en la música de un porteño como era Juan de Dios Filiberto y explotado por ese sector del camino que va del Riachuelo a las vías del ferrocarril en la Boca, dio lugar a que durante muchos años se considerara al Caminito de La Boca como al de la letra de la canción. Ese es el Caminito de Filiberto, pero nada tiene que ver con la letra. La genial lírica y música de Filiberto la pone a disposición de ese lugar del que nunca se fue. Porque él nació, vivió y murió en La Boca. Jamás se fue para el centro de la ciudad como muchos otros. Siempre ahí rodeado de la mística, de Quinquela Martín y de otros amigos. Entonces son dos Caminitos diferentes: uno, el musical, el turístico y que explota el barrio; el otro, la verdadera historia del que caminaba el poeta. ‘Con juncos en flor’, dice. ¿Qué junco en flor hay en La Boca? Ninguno. Empedrado y vías del ferrocarril”.


      2017-06-08 22:03:26  

    Desde Marsella, Francia, distinguieron a Julio Dupláa, un histórico argentino de la danza del tango y la milonga, al calificarlo de "persona emblemática de la Ciudad de Buenos Aires". La Asociación Les Trottoirs de Marseille así lo consideró en una nota fechada el 1° de junio último a esta ciudad, firmada por Michel Raous, presidente de la asociación y Marcelo y Giorgia Guardiola, maestros de tango de Les Trottoirs de Marseille.

    Dice textualmente la nota:
    "Desde Francia hacemos voz para expresar nuestra gratitud y transmitir nuestra admiración por el Maestro Julio Dupláa quién desde su nacimiento respira tango.

    Nacido en el porteño barrio de Villa Urquiza declarado «Capital del Tango bailado» impulsado por el mismo Dupláa y cuna de tantos magnificos bailarines y milongueros, don Julio supo conocer el tango en el antiguo y prestigioso Club Sin Rumbo. Desde niño miró y escuchó las orquestas, de adolescente bailó su música y de hombre organizó milongas; toda una vida dedicada a nuestro tango y a nuestra ciudad ya que en la actualidad toda Buenos Aires respira su presencia, refleja su personalidad y vive su dedicación organizando eventos, cuidando el trabajo de los bailarines y dando clases que trasmiten sabiduria y vivencias.

    Por esto y muchas cosas más  el Maestro Julio Dupláa es una persona emblemática de la Ciudad de Buenos Aires. Nuestros más sinceros saludos".

    Tomás, el Buenos Aires, felicita a través de esta página a Julito Dupláa, amigo y, como dicen los franceses, un emblemático del tango bailado. Aunque él se cite cada vez que puede de "apenas un milonguero".

    Foto (Gentileza revista "La Milonga"): Julio Dupláa (derecha) en trámite de alguna tropelía con Tomás, el Buenos Aires.

     

     


      2016-11-24 20:18:14  

     "Trago amargo alcanzó el éxito el día de su estreno en 1925 con la letra de Julio Navarrine (1889-1966) y la música de Rafael Iriarte (1890-1961). ¡Esplendorosa época del tango-canción! “Lealmente, ´Trago amargo´ no era un tango de excepción, sino simplemente un tango exitoso. Su letra es de un tinte melodramático campero, de fácil sentimentalismo. La mejor virtud de su música era no alardear de ninguna: dejar que la opinión del oyente reafirmara su origen: ‘el tango de un guitarrero’. También queda dicho que era ´un sencillo y bien sonante tango´, según el sin par Francisco García Jiménez en su insoslayable libro ´Así nacieron los tangos´, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1980.

    Si reflexionamos acerca de los versos de Navarrine, quien junto a su hermano Alfredo fue un admirable propulsor de los primerísimos cuadros folclóricos teatrales –y autores ambos de sendos tangos muy celebrados por el público–, habrá que resaltar cómo se habían condicionado al tema musical merced a una especial puja de frases imperativas: “¡Arrímese al fogón, viejita, aquí a mi lado!/ ¡Ensille un cimarrón, para que dure largo! ¡Atráquele esa astilla, que el fuego se ha apagado!/ ¡Revuelva aquellas brasas y cebe bien amargo! ¡Alcance esa guitarra de cuerdas empolvadas,/ que tantas veces ella besó su diapasón!”.

    El tango tuvo su estreno en el porteñísimo teatro ‘Maipo’ durante una de las temporadas de ‘revistas’, a mitad de los años veinte del pasado siglo. ¡Quién vería a aquel gaucho melodramático, dirigiéndole toda la ristra de mandatos a la madre, reservándose para él, por toda faena, el empinarse el codo con la botella de caña! Y la pobre vieja –de acá para allá, como maleta de loco– sin saber si arrimarse al fogón, si ensillar el cimarrón, si atracarle la astilla al fuego y revolver las brasas, si alcanzarle la guitarra o arrancarle primero la cinta, si secarse las lágrimas, si volver a cebar al “amargo” o bien si –ya exhausta–, después de buscar un crespón para la guitarra, inclinarse, al fin, ante la Virgen…"

    En fin, sintetiza ahora Tomás, el Buenos Aires, sobre este tango: un "Trago Amargo"... ¡para la pobre vieja!,

    De paso: El músico Rafael Iriarte fue un laburante de la guitarra en el tango. Nacido en un barrio del sur porteño, su fogueo artístico se dio en los cafés con música de la calle Corrientes. Después, llegó el espaldarazo en los teatros ‘Nacional’ y ‘Apolo’, ‘Porteño’ y ‘Empire’. Iriarte acompañó a una galaxia de cancionistas y cantores como Saúl Salinas, Rosita Quiroga y Agustín Magaldi, también a Charlo, Ignacio Corsini y Libertad Lamarque. Por su inquietud y ojos vivos, a Iriarte lo apodaban ‘El rata’.

    -Fragmento de la nota de Isaac Otero en el sitio "Crónicas de la Inmigración", setiembre de 2016-


      2016-11-21 19:28:06  

    A Pablo Agri lo esperó un violín en la cuna y a los diez años le pidió a su papá que lo inscribiera en un conservatorio. Su papá fue, nada menos que el rosarino Antonio Agri, juntamente con Elvino Vardaro y Mario Franchini, los tres violinistas más importantes del tango.

    Destaca que hoy encuentra a "muchos jóvenes  buenos instrumentistas y compositores que toman el tango con la seriedad que merece y que siguen estudiando". En cambio, Pablo advierte que "no me gustan definitivamente las imitaciones, las orquestas que ´tocan como´, ¡eso no me gusta! Digo que hay que aprender todos los géneros pero no imitar a nadie" sentencia.

    Aclara que "empecé con la música clásica para diferenciarme de mi viejo... Nací en el 68, año que se estrenó la operita "María de Buenos Aires" de Piazzolla y mi viejo ya era muy popular. Pero sin duda lo mío es el tango desde la cuna, o antes de ella y, hasta hoy, mi mejor manera de expresarme es nuestra música". Tanto es así que tocó, por ejemplo, con Mariano Mores y Horacio Salgán pasando por Néstor Marconi, Susana Rinaldi y Osvaldo Berlingieri. Es integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional desde 1992, tomó clases con el maestro Szymsia Bajour; fue becado por la Fundación Antorchas para estudiar en el Conservatorio Edgard Varese, en Francia. En el 99 fue violín solista del show "Tango argentino" en Broadway (Nueva York).

    Este año fue el músico argentino que tocó por primera vez tango en vivo en una de las siete maravillas del mundo, los palacios de la Alhambra en Andalucía, España. Además, junto a sus compañeros formaron junto a la orquesta de la Casa Argentina en París, integrada por una belga, tres franceses, cuatro argentinos, una japonesa, un chino, y una violinista rusa, todos jóvenes. "Esto nos dice claramente que el tango es universal y se toca en todos los idiomas" reflexiona finalmente este también joven, que aporta un violín de conservatorio consagrado a la música que identifica al país.

    -Esta nota toma fragmentos de un reportaje realizado por el diario "La Capital" de Rosario-.


      2016-09-21 19:58:17  

    Sergio Pujol es joven, filósofo, docente y con varios libros en su haber, investiga a las danzas sociales y concedió hace unos días una nota al diario "La Izquierda" donde afirma que la década del ´20 marcó un antes y un después de la cultura argentina marcada decididamente por la eclosíon del tango. Aquí la nota:

    Comienza Pujol señalando que recien a mediados de los años ´20 "tenemos a Gardel con un porcentaje dominante de tangos en su repertorio; viene de cantar estilos, milongas. Canta en esos momentos foxtrot, shimmy, alguna que otra rumba.  Por lo tanto no se puede decir que el tango a principios de los 20 fuera el epítome de lo argentino y de lo nacional. Más bien se va ganando ese lugar. Las críticas que se hacen al tango hasta el año 30 inclusive, no son tanto acerca de su supuesto origen prostibulario, de mala vida o pecaminoso, sino que es una música que no representa la totalidad de la Argentina. Es una música de puerto que se ha consolidado a partir del aporte inmigratorio decisivo en el lenguaje, tanto en las letras, con la presencia del lunfardo, como en la música.

    Lo mismo pasa con el samba en Brasil, con el son en Cuba. Hay un momento en que estas músicas, muchas con una fuerte impronta afro, se convierten en emblemas nacionales. Eso pasa entre los 20 y los 30. Pasan de ser músicas orilleras, con una fuerte connotación de clase, a representar al país. En ese tránsito depuran su forma pero hay algo de la condición de clase que queda. Y en un momento explota.

    Durante el peronismo explotó. Cuando Alberto Castillo canta “Qué saben los pitucos, lamidos y sushetas...” está retrotrayendo la historia del tango 20 o 30 años. Lo que les está diciendo a sus bailarines, a los que bailan con su música , es “ojo, sepan de dónde vienen ustedes, no se dejen engrupir, el tango es una danza de salón pero ojo que venimos de las orillas”. Es interesante cómo, en algún sentido, al tango nunca se lo domestica del todo.

    "En los ´20 el tango se come todo"

     A la vez los años 20 son la clausura de una época ahí ya nadie baila polka o mazurca muy populares en 1880 y 1890. En los 20, el tango se come todo. Se come esas danzas. No al jazz. Y en parte se las come, creo yo, porque aparece el tango canción. Si no hubiera aparecido, tal vez hubiéramos tenido todavía ese repertorio "variopinto" de danzas. 

    Además están los hijos de los inmigrantes para los años 20, que son más tangueros que los padres en muchos casos. Las historias de vida de esa generación, la de Piana, o la de De Caro, que era un poquito más grande, casi todas están marcadas por la brecha generacional.

    El muchacho que quiere formar una bandita de rock en los 60 tiene muchas similitudes con el muchacho que quiere tocar tango en los 20. Pero incluso el corte es más violento en los 20. Porque la familia en los años 60 ya no es tan autoritaria como la familia en los 20. Yo no conozco historias de hijos que hayan dejado de hablar con sus padres veinte años por querer formar una banda de rock. 

    Ya forma parte un poco del relato romántico del tango: el reencuentro del padre con el hijo consagrado, tocando tango con una orquesta de noventa profesores. Lo vemos en Canaro, en De Caro. La “gran orquesta”. Quizás el último representante de esa ambición clasicista en términos musicales sea Mariano Mores. Cuando lo entrevisté para el libro de Discépolo, Mores decía “sí, quise llevar el tango a un nivel superior, siempre quise elevar el tango”. Muchos de esos maestros podrían haberse dedicado tranquilamente a la música académica.

    En los 20 y 30 es muy fuerte el sinfonismo tanguero. En parte, por influencia de la música académica. En el jazz también se da con Paul Whiteman, eso de redimir la música orillera vistiéndola con las mejores galas. La música clásica es la gran música. En las entrevistas a los tangueros de esa época se ve que estaba la gran música y la música popular. El epígrafe que utilicé para el libro Cien años de música argentina es de Julio de Caro y dice “Mi deseo era que los conocimientos que había adquirido en el conservatorio se amoldaran a las emociones que había recibido en la calle”.

    ¿Cómo hacer para convertir la emoción de la calle en una música artística. No una música que sólo se baila, que acompaña las labores de los laburantes del Mercado de Abasto, que enamora a las chicas en su casa con la vitrola, sino una música que tenga un valor artístico sin olvidar esa emoción y ese arraigo?

     Rodolfo Valentino
    Con Rodolfo Valentino se afirma el star system y el latin lover. Que van a tener una prolífica trayectoria en la cultura de masas internacional. Efectivamente, los estrenos de Valentino causaban furor. No sólo en los varones, sobre todo en las mujeres. Hay un ídolo que atrae a las mujeres, que perturba a los varones, que genera incomodidad. Valentino baila tango, a su manera. Nosotros diríamos que lo hace “mal”. Pero, a la manera Valentino, lo baila y lo promociona a nivel mundial. Los argentinos de esta época son hijos de Valentino.

    La sexualidad en los años 20 también explota. Las flappers americanas con el cabello corto se suben el ruedo de las polleras. Las mujeres empiezan a tomar whisky, empiezan a fumar, en algunos países a votar. Esta revolución de las costumbres femeninas, del lugar de la mujer en la sociedad, de alguna manera está traccionada por artefactos culturales, y las películas de Valentino evidentemente cumplen un rol importante. 

     Si no se hubiera dado la tangomanía en los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial, si los criollos de Argentina no hubieran “hecho la América” en Europa y Estados Unidos dando clases de tango y no se hubiera producido esa expansión, Valentino hubiera bailado otro ritmo en la película.